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La Plaza de San Francisco |
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Artículo publicado originalmente en la sección "Rincones Bastetanos" de la Revista "El Norte", correspondiente a la primera quincena de mayo de 2012 |
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Su construcción se inició sobre el año 1490 bajo la advocación del santo de Asís en su rama de monjes mendicantes. |
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En total, fueron seis los benefactores de estas capillas, entre ellos los señores Pérez de Guevara y la familia Fernández de Córdoba y Figueroa; ni que decir tiene que todos se volcaron en lujo y esplendor en dichas estancias, en las que se reservaron el derecho de entierro tan apreciado en aquellos tiempos. Se sirvieron de tal servicio, entre otros, en el Altar Mayor, doña Teresa Enríquez, bisnieta del fundador, don Juan Luís de Zúñiga, tercer marqués de Aguilafuente, así como varios nobles y caballeros en las restantes capillas. Por estas y por otras muchas circunstancias, tuvo este convento de San Francisco leyendas que le dieron fama y renombre y que yo mismo reedité en mi libro «Leyendas Populares Bastetanas». La Plaza de San Francisco fue históricamente y aún lo es hoy día el nudo principal de las comunicaciones Norte-Sur y Este-Oeste de nuestra ciudad. En todas las administraciones públicas encontramos referencias a este emplazamiento, a su abandono, a la imagen que da a la ciudad, a la estrechez de sus vías de circulación. En el siglo XIX se autorizó la construcción de las viviendas situadas frente al viejo convento que ya no era tal, sino que se había convertido en un parador, «El Parador de Levante». Frente a él estaba la rambla de Alamillos (o Alamicos), un especie de centro de perversión ciudadana, refugio de contrabandistas, gentes de mal vivir y «en cuyas riberas perdían la virginidad las jóvenes bastetanas». Todo este mal ambiente se consiguió extirpar autorizando la construcción de estas viviendas frente al convento y, posteriormente, permitiendo la construcción sobre la rambla a los propietarios colindantes sobre la cimbra que transcurría junto a la misma; se evitaron malos olores y malas imágenes sobre la zona, especialmente desde la Plaza de la Eras a la Plaza de San Francisco. A la vez se trasladó una pequeña fuente existente en este espacio hasta la Plaza de la Cascada. Durante los dos primeros tercios del siglo XX, el edificio que acogió el convento de San Francisco fue la terminal de viajeros de la empresa «Maestra»; la empresa «Autedia» se localizaba en la entrada de la calle Alamillos. Aunque todo esto cambió radicalmente al inaugurarse la Estación de Autobuses en el año 1983 en la avenida Reyes Católicos. |
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