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LA ISLETA DEL CASCAMORRASArtículo publicado originalmente en la sección "Última Página" de la revista “El Norte”, en la primera quincena de julio de 2010 |
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La historia de su origen es, por lo menos, curiosa. Corría la Feria y Fiestas de septiembre de 1952; este año se había programado una gran corrida en la Plaza de Toros en la que iban a participar los espadas Dámaso Gómez, Antonio Chenel “Antoñete” y César Girón. Tal fue la visita de foráneos y el movimiento de los propios vecinos en dirección al coso de la antigua carretera de Granada, que el Ayuntamiento tuvo que invitar a tres guardias urbanos de Granada para que regularan el tráfico en nuestra ciudad, por lo menos durante la subida y bajada del público taurino. Los tres guardias se colocaron en el paso a nivel, en la Plaza de San Francisco, es decir, en el cruce de Alamillos, Agua, Carril y avenida José de Mora y otro en la referida Plaza de las Eras. |
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Lo que hoy conocemos como “isleta” del Cascamorras ha cumplido un impagable papel en la regulación de la circulación urbana. El principal cambio en la estructura y apariencia se produjo siendo Alcalde don Manuel Urquíza Maldonado (1995/1999), cuando se acordó instalar algunas estatuas en la ciudad que recordaran a propios y visitantes la historia o los hombres ilustres de la localidad, algo de lo que adolecía y adolece su paisaje urbano. Allí se colocó la estatua del Cascamorras, obra del escultor Salarich. Algunos actos vandálicos le han producido diferentes roturas y desperfectos, como los que se pueden ver en los dedos y en la cachiporra. La figura se ha convertido en una parada obligada cada seis de septiembre en el recorrido del personaje festivo; a ella accede el Cascamorras de cada año y desde allí tremola su bandera. Un nuevo arbolado y una nueva barandilla han sido algunas de las últimas mejoras introducidas en este pequeño espacio. Por cierto que otra de las obras encargadas por aquel Alcalde popular, la Dama de Baza en mármol, y que debía haberse colocado en la Plaza de San Francisco, se terminó instalando en el fondo de la Alameda, un castigo por su fealdad y falta de proporciones con la escultura ibérica. Siempre hemos considerado que nuestra Dama merece un lugar mejor. Ojalá con la remodelación de este céntrico lugar se dignifiquen también sus monumentos. Esperamos que con la remodelación de estos lugares, se dignifiquen también sus monumentos. |
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