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CABRASArtículo publicado en el desaparecido Boletín de Noticias del Ayuntamiento bastetano, dentro de la serie Imágenes y recuerdos, correspondiente al mes de mayo de 2004 |
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AL llegar a Baza, en el año 1945, me dejó asombrado ver el reparto de la leche por las casas, ya que iban los cabreros con manadas de 12/15 cabras de casa en casa, ordeñando directamente de la cabra a la olla de la leche de sus clientes. Es Así como hoy reparten los panaderos Doblas, Jordán, Frusi, Casildo, La Pica, etc., con sus furgonetas. Cada uno tenía sus clientes, por lo que los rebaños de cabras iban y venían por las calles de la ciudad a primeras horas de la mañana. Llegaban a una casa y elegían la cabra que iba a ser ordeñada , mientras las otras esperaban pacientemente en la acera. Ultimada la venta, el cabrero seguía hasta la puerta del siguiente cliente, mientras que dejaban tras sí las cabras “las cagarrutas”, que quedaban sobre las aceras y las calles. Luego las vecinas se decían unas a otras “¿Ha pasado ya tu cabrero? Y es que hasta que no pasara el último no se podía barrer la acera. A los niños lo que más nos gustaba era ver la olla de la leche, con la espuma, pero pronto nos hicieron ver las madres como la espuma bajaba y quedaba menos leche de la que se pagaba. En la población había entre seis y ocho cabreros que recorrían las calles en todos los sentidos. Recuerdo al Pipe, al Zorracana y a Julián-Raimundo y otros que nos atendieron. Tenían manadas de 40-50 cabras, pero a la hora del reparto domiciliario se ayudaban de sus familiares, de forma que por la calle iban manadas de 10 o 15 cabras con cada lechero, haciendo el reparto más rápido. |
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Hoy sólo quedan dos cabreros en activo en nuestra ciudad. El más importante es “El Minero”; tiene 400 cabras de leche, algunas “Granadinas” de enormes ubres. Y viene este recuerdo acompañado de la anécdota siguiente: Un cabrero estaba sirviendo a la puerta de un cliente, no se dio cuenta de que una de sus cabras entraba en un portal. Siguió el cabrero su ruta, y sólo al terminar el reparto se dio cuenta de la falta de la cabra en su rebaño. La cabra salió al poco del portal y se incorporó a otro rebaño que pasaba por allí. El cabrero se dio cuenta de ello, al terminar su reparto, pero no sabiendo de quien era, nada dijo. El que había perdido la cabra fue al juzgado y denunció su pérdida por sustracción, pero como no podía acreditar quien se la había sustraído, nada se pudo hacer. |
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El hombre, de mala manera, pues había quedado bien con el otro cabrero, llegó al juzgado a denunciar y Jesús Lozano, el oficial que llevaba estos asuntos, como buen conocedor del paño, le dice: “Total que tu mujer quiere que entre los abogados, procuradores y el juzgado, nos comamos la cabra que has recuperado”. Fue oír esto y el cabrero salió por la puerta, sin mencionar más este asunto. |
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