PLAZA MAYOR

Una sección de Francisco Arias
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LAS VERDADES SOSPECHOSAS

Se están poniendo las cosas para no fiarse de la mitad de la cuadrilla. Resulta que, en estos tiempos que corren, cuando alguien abre la boca, hay que andarse con pies de plomo para distinguir las opiniones sinceras de las falsas e interesadas, que suelen ser mucho más abundantes. Y es que el politiqueo barato, que poco tiene que ver con la verdadera política, nos llueve y nos empapa, a veces sin darnos cuenta, y anda por ahí, llenando todos los rincones de nuestra vida social y familiar, enredando y confundiéndolo todo.

En la Dialéctica, que es el arte de convencer por medio de la palabra, tradicionalmente se ha estimado, como una prueba muy poderosa para apoyar nuestro razonamiento, el llamado argumento de autoridad; es decir, que el citar a una persona de prestigio, entendida o estudiosa de la materia que se estaba debatiendo, era uno de los argumentos más poderosos para convencer a los demás. Hoy ya no. Ahora, salvando las siempre honrosas excepciones, si un insigne arquitecto, por poner un ejemplo, nos da su opinión sobre el proceso de rehabilitación de una ciudad, antes de atender sus razones tenemos que comprobar qué partido político gobierna en el ayuntamiento de esa ciudad y cuál es la ideología del arquitecto, por muy insigne y famoso que sea. Igual tenemos que hacer si un médico de campanillas nos habla de problemas de salud, o un economista sobre el progreso económico, etc., etc.; y eso, debido a que, en la mayoría de las ocasiones, la verdad se subordina a todo tipo de circunstancias y de intereses. Resulta que la autoridad científica y cultural ha descendido hasta los más bajos niveles de credibilidad, para someterse, entre otras cosas, a las directrices y a los trapicheos del politiqueo barato. Así que nos hemos cargado el clásico argumento de autoridad, por lo menos en lo que se refiere a las autoridades coetáneas, y sólo nos queda el recurso de apoyarnos en autoridades desaparecidas hace tiempo, como Aristóteles, Freud, Ortega y Gasset, etc., eso, dándonos prisa, antes de que algún listillo alinee también a estos intelectuales con los partidos políticos de ahora y les haga decir lo que nunca dijeron.

Y la suspicacia alcanza su grado máximo cuando escuchamos a los políticos de altos vuelos, entre los que el cinismo puede alcanzar cotas insospechadas. No me digan que no es grotesco que, tras los resultados del referéndum del Estatut, unos celebraran por todo lo alto el éxito obtenido, mientras que los otros lo consideraban un enorme fracaso y lo celebraban también por todo lo alto. Por lo visto, los unos y los otros se imaginan que la ciudadanía es ignorante y bobalicona. Pero, bueno, los políticos ya nos tienen acostumbrados a que, en cualquier tipo de votación, siempre ganan todos los partidos.

Lo peor del caso es que, últimamente, la sombra de la duda está alcanzando también al poder judicial. Al parecer, las decisiones de algunos jueces, o están influenciadas por los intereses políticos, o algunos políticos intentan manipularlas para someterlas a sus propios intereses. Lo que sí está muy claro es que si continuamos con esta espiral de verdades sospechosas y de falsedades, no podremos fiarnos de nadie, y nos vamos a hundir en las arenas movedizas de la duda más metódica y existencial. Y, por supuesto, la decepción y el desencanto por la política, no tardarán en pasar factura, con lo que, gran parte de los ciudadanos, cansados de montajes y artimañas, se alejarán de las urnas para siempre.

Pero bueno, para no quedarnos con la sombría impresión de este panorama desolador, no vamos a cargar las tintas ni a meter a todo el mundo en el mismo saco. Confiemos en todas aquellas personas capaces de mantenerse por encima de la perversa mediocridad, que también las hay, afortunadamente, y que éstas encuentren suficiente motivación y fuerza para cambiar el rumbo torcido de las cosas.

Nosotros, para abrir una puerta al optimismo, nos vamos a quedar con las buenas noticias que nos llegan para Baza, que, por fin, en el famoso POTA, ha sido incluida en la red de ciudades medias, tal como deseábamos; que, según parece, se va a terminar la autovía del Almanzora, y que se va a hacer un estudio de viabilidad para la reapertura del ferrocarril. Es verdad que, de esto último, lo que más me preocupa es saber exactamente cuáles son los argumentos de viabilidad que se van a manejar, porque, como vuelvan otra vez con el tema de la rentabilidad económica, estamos perdidos. Aunque, como teníamos abierta la puerta del optimismo, vamos a imaginar que tendrán muy en cuenta la rentabilidad humana del proyecto, y la enorme importancia que va a tener el ferrocarril para el despegue económico y social de esta comarca nuestra, secularmente deprimida y marginada.

Para terminar y cambiando de tema, queridos oyentes y lectores, ya que han llegado, al fin, estos días alegres y veraniegos, en los que el aire huele a vacaciones, nosotros vamos a hacer un descanso en esta Plaza Mayor. Así que, nos vamos de vacaciones como en años anteriores. Nos encontramos de nuevo a finales de verano, después de nuestra feria, si es posible, con nuevos ánimos que nos ayuden a reconocer y a poner en evidencia las verdades sospechosas. Ni que decir tiene que les deseo a todos ustedes unas buenas vacaciones, que lo pasen lo mejor que puedan y, sobre todo, que sean muy felices.