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CUANDO UN BOSQUE SE MUERE |
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Cuando un bosque se muere, por mínimo que sea, hay que hacer todo lo posible por devolverle la vida; es nuestra responsabilidad, y si esperamos a que sea demasiado tarde, lo será de verdad y con todas sus consecuencias. Por eso supongo que podemos confiar plenamente en que se estarán buscando los recursos económicos, materiales y humanos para impedir que el avance de las plagas de nuestra sierra sea letal y definitivo. Aunque tampoco es extraño que puedan surgirle a una las dudas, especialmente al recordar la protección ofrecida a parajes tan singulares como el Humedal del Baíco. Habrá que salvar las distancias y mostrar el convencimiento de que la salvaguarda de nuestro patrimonio natural, seguramente más significativo que los de otras índoles, es el interés prioritario de quienes han de trabajar por que el interés general quede a salvo de inacciones, incapacidad o ineficacia. No nos queda otra que exigir una acción administrativa que impida el progresivo avance de unas plagas que, por otra parte, no sólo se dan en nuestro Parque Natural; por desgracia estamos ante un grave problema, no ya sólo local o autonómico, sino que se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza a nivel mucho más amplio. Estoy segura de que podremos seguir disfrutando con los bosques de pinares propios de nuestra Sierra de Baza, por muchos años y por muchas generaciones más. Acerquémonos a la naturaleza con el sagrado respeto que se merece, ella siempre nos recompensará con creces. |
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