POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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BAZA LUCE BONITA


En estos últimos días del otoño, Baza luce bonita prenavideña; la lluvia torna el asfalto en espejo para el neón multicolor de las tiendas, con sus escaparates adornados para la época. Las nieblas de la mañana presagian un sol que hace brillar las limpias calles, más concurridas que de costumbre. Hay en el aire como una premura, como un estado de preparativos para una nueva navidad; ese tiempo en que se celebra el nacimiento de Jesús, en un establo con un pesebre de cuna y con el calor de un buey y una mula, no en un suntuoso palacio... Pero con independencia de creencias, la navidad está dentro de todos nosotros, pues si recordamos nuestra infancia, sin duda nos traerá bellas evocaciones: villancicos, la elaboración del belén, vestir el árbol, los regalos, la presencia de familiares queridos que no podías ver el resto del año, las calles llenas de luz y de música, juguetes en todos los rincones, confites y golosinas mil, la carta a los Reyes Magos, la ilusión, los nervios, el quedarte despierta para ver si sorprendías la mágica llegada; qué sé yo, tantos y tantos hermosos recuerdos, que pesan mucho más que la nostalgia o la tristeza que de mayor puedas empezar a sentir...

Baza luce bonita, a la noche con el brillo de sus luces, y de día embargada por el postrero esplendor otoñal. Allí donde soplan más los vientos, las ramas desnudas nos anuncian el incipiente invierno; y en los rincones más al abrigo, aún remolonea, cadencioso, el otoño en la arboleda. Huele el aire a humo del fuego en las chimeneas, a castañas y boniatos, a dulces y especias, a tierra mojada, a carnes a la brasa regadas con buen vino del país. Me quedo con la belleza y con la alegría, con la ilusión y los nervios de quien espera cosas buenas. Me quedo con el encuentro antes que con el desencuentro, y prefiero sentir la ilusión infantil, mejor que debatir si Papa Noel o si los Reyes, que si antes o si después, que si belén o si árbol... Elijo la esencia antes que la discrepancia por lo superfluo; y si la navidad está dentro de nuestros mejores recuerdos, para qué querer escapar de ella. Es una manera especial de empezar el invierno, que se hará largo y duro, y que tendrá pocas épocas festivas tan amplias como las navideñas.

Baza luce bonita prenavideña y solidaria: viviendo la alegría y sin olvidar a quienes tienen pocos motivos para ella, procurando que no haya niños ni niñas sin juguetes, ni comidas para compartir las fiestas en familia; porque sólo con una buena navidad tendrán futuros buenos recuerdos. Celebremos la llegada de un año nuevo como una oportunidad de sentirnos vivos, y al añorar a quienes ya se fueron, seamos conscientes de que aún estamos aquí con los nuestros, sin que puedan echarnos de menos. Obviando que nos gusten más o menos, estamos ante unas semanas de concordia y generosidad, de hacer que las personas a quienes queremos sean felices, de armonía más que de disonancias de cualquier tipo. Vivámoslas desde la calidez, que ya llegará el invierno con sus habituales fríos.