|
|||||
LA NIEBLA DE ARLÉS |
|||||
“La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que la mira.” Lin Yutang |
|||||
Atrapada por la magia de la pintura, ahora que empieza el verano y tenemos muchas más horas para vivir sensitivamente, me propongo que la vida sea un gran lienzo listo para fundir en él colores, luces, sombras oscuras y sonoras nieblas. Absorber las sensaciones de celajes y marinas, entre horizontes de heterogénea belleza. Tiempo para ir descubriendo cielos de Constable o de Boudin; tormentas y mares de Turner; mundos oníricos de Delvaux, el Bosco o Dalí; paisajes urbanos de Hopper, Freud, Bacon, López... o del mejor impresionismo francés. Aunque siempre será Van Gogh mi preferido para las noches estrelladas y los espacios abiertos, para el fulgor de las flores y el poderoso perfil de las montañas, para el sentimiento puro sin disfraz, y el contacto directo con la naturaleza. Por sentir el sopor y el bochorno del aire muerto, tanto como la brisa y el viento; la luz del sol temprano o las lunas gigantes que alumbran las noches, reflejándose en las aguas, tan presentes en estos meses. Me moveré entre coordenadas terrestres, marinas, estelares, etéreas o lunares, buscando disfrutar del verano, como si se tratara de una gran tela en la que crearlo, y recrearlo. Conociendo de antemano que en el paisaje final tendrán cabida tanto lo hermoso como lo feo, el dolor y la alegría, lo bueno y lo malo..., pero sólo a modo de colores primarios, de cuya mezcla surgirá un mundo inabarcable de tonos y matices. Tal y como ocurre cuando vamos siguiendo, pero también sintiendo, el curso de la vida. (Por cierto: Pasen el mejor de los veranos. Nos volvemos a encontrar, por la alameda, cuando acabe...) |
|||||