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CUENTOS DE PAN Y PIMIENTO |
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Tengo mis dudas sobre si los políticos, hombres y mujeres, están centrados en lo que significa pactar; pues de estarlo, profundizarían en la convergencia más que en las divergencias. Sin llegar, por supuesto, a aberraciones tales como el mestizaje ideológico, que es tanto como imaginar que se acabarían los choques entre dos confesiones religiosas con solo crear una tercera de fusión de creencias; algo tan absurdo como peregrino es pensar que pueda siquiera ocurrir en la realidad. Concibo que partidos políticos con objetivos antagónicos puedan colaborar y trabajar codo con codo cuando sea preciso, pero de ahí a imaginar una especie de ideología híbrida va un abismo. Y si con nuestros representantes políticos aún me cabe la duda, con respecto a los medios de comunicación tengo la certeza de que no están a la altura de las circunstancias. Limitándome, por ejemplo, a la prensa digital, no puedo negarle su deseo de reivindicarse libre; basta ver cómo se definen los distintos medios digitales: progresista, independiente, de los lectores influyentes, de opinión e influencia, información libre e independiente..., y así hasta aburrir con la libertad y la independencia. Que sería lo suyo, pero que, visto lo visto, está muy lejos de ser verdad. Porque de serlo, la neutralidad, la objetividad y la no manipulación serían la realidad, y no el deseo. Desayunarse con los heterogéneos sondeos y encuestas en los que se le toma el pulso a la opinión pública, acompañados siempre por los resultados que interesan a cada medio en concreto, es la oportunidad de reafirmarnos en que ya hemos hablado con nuestro voto, y que de nada sirve, pues, tanto marear la perdiz con lo que queremos o no. Aparte, es imposible que pensemos una cosa y la contraria según quién pregunte, aunque les interese a quienes más que periodistas podríamos llamar cuentistas, por las muchas mentiras que nos venden sin el más mínimo rubor. |
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