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TRATAR MAL |
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Tratar mal es, ahora que llega el Día Internacional de la Mujer con sus vigentes reivindicaciones, pagarle menos a ella que a él por el mismo trabajo: brecha salarial que no tiene razón de ser y que refleja una injusta e inadmisible discriminación laboral en función del género. Flagrante diferenciación anticonstitucional, por otra parte, que demuestra hasta qué punto la Constitución es sagrada para según qué temas, pero se ignora ignominiosamente en otros, que deben ser considerados más profanos. Como es tratar mal, el que ser madre sea un hándicap a la hora de realizarse profesionalmente, cuando ser padre sólo reporta ventajas respecto de quien no lo es. Y lo es igualmente, que una vez que acaba su horario laboral, sea la mujer, casi exclusivamente, no nos engañemos, quien ha de hacer frente a las labores de la casa, para las que no hay ni horarios, ni salarios. Ah, no olvidemos añadir algo tan poco nimio como la educación de los hijos. Tratar mal es no reconocer que las mujeres son el origen y el motor de las familias, y que en lugar de ayudas cuentan con zancadillas. Y lo es etiquetarlas siempre en negativo ante actitudes que en los hombres, idénticas las actitudes, se valoran muy positivamente. Y maltratar y asesinar mujeres con la desgraciada frecuencia que todos y todas conocemos, es tratar muy mal; pero también lo es negar que las muchas asesinadas cada año son víctimas de violencia de género. Nadie mínimamente objetivo puede negar que las cifras hablan por sí solas; que mientras las mujeres muertas a manos de sus hombres son muchas al año, al contrario se reduce el número drásticamente, sin poder obviar en muchos casos la legítima defensa. No olvidemos nunca, pues, que para ser una sociedad igualitaria hay que dejar atrás para siempre insoportables atavismos a día de hoy; y para ello nada mejor que empezar a tratar bien a las mujeres. Que no es, ni mucho menos, regalarle flores y seguir manteniendo una mentalidad machista que la condena a no tener los mismos derechos que los hombres. Aunque de tú a tú y sin abusos de poder, bienvenidas sean esas flores. |
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