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SOPLA EL VIENTO |
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Vientos del pueblo me llevan, -Miguel Hernández- |
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Toda variación bajo el imperativo de los nuevos tiempos suele levantar un viento que, curiosamente, molesta por igual a quienes se aferran a lo viejo y ven peligrar su idéntica identidad, que a quienes encuentran obstáculos para que se dé y afiance lo nuevo. No me imagino ninguna metamorfosis de suficiente entidad bajo una agradable brisa; más bien pienso en un aire huracanado, que se va a abrir paso sí o sí, por muchas barreras que se le coloquen, pues siempre serán ridículas comparadas con la fuerza de la naturaleza. La mudanza es al final la espuela de la Historia, y ésta es una continua sucesión de cambios, de los que es importante, e inteligente, aprender; aunque sólo sea para evitar los muchos errores que sin duda se han cometido desde que la humanidad echó a andar. Tengo el convencimiento de que vivimos el preámbulo de un tiempo nuevo, de gente igualmente nueva, porque hay situaciones y experiencias de las que es imposible salir sin mutar e indemnes. Nada es igual hoy a hace apenas un puñado de años, y para avanzar hay que acabar con lo que no vale, conservar lo que aún funciona, y, muy especialmente, dejar paso a lo que es necesario para seguir hacia adelante, que es de lo que se trata. Porque al calor de la lumbre en el abrigo troglodita de nuestros antepasados, seguramente se estaba muy bien; pero si no hubieran decidido salir de las cuevas y soportar vientos, calores y fríos, seguramente no estaríamos aquí los hombres y mujeres del presente. Y es que para alcanzar el futuro, no nos queda otra que desprendernos del pasado; máxime si éste está muerto. |
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