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ENERGÍA FAVORABLE |
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Con los pies en la tierra, no hemos de sentir miedo ante la posibilidad de ahogarnos en los enormes océanos, sino caminar, avanzar y llegar a comprender que aún bien asentados en el suelo, no por ello vamos a dejar de aspirar a seguir contemplando las estrellas, o a perder la conciencia de que, aunque minúsculos, somos parte del Universo. Y éste es fuente inagotable de preguntas que sólo los sabios y el paso del tiempo pueden medianamente responder; de los permanentes enigmas aún sin descifrar que han acompañado al hombre como ser vivo y pensante desde el mismo instante de su nacimiento: empezando por cómo, cuándo y dónde surgimos como especie en este planeta, al que inocentemente creemos dominar. Que no sólo nos entristezca conocer, por ejemplo, los graves problemas de toda clase que sufre la infancia; porque seamos capaces de contraponer el desinteresado esfuerzo de tantas personas por hacer más agradable la vida de los niños y niñas necesitados repartidos por todo el mundo. Que si nos duele la guerra, no olvidemos que hay quienes llevan a ella la paz: con escuelas, con hospitales, con centros de acogida y asistencia. Que si hay criminales desalmados, también son muchos los hombres y mujeres generosos que se dejan la salud y hasta la vida por evitar o aligerar el sufrimiento humano. Siempre es preferible mirar lo bueno de la vida, que quedar paralizados por lo que no lo es en absoluto; tener la fortaleza necesaria y precisa para que aunque nos duela, nada nos deje malheridos. Porque no sirve de mucho el lamentarse, el quejarse, el maldecir; aunque al hacerlo se lleve la razón. Es, sin dudarlo un segundo, más eficaz permitir que la negatividad se asiente en el interior - imposible evitarla si se tiene una mínima sensibilidad-, y que la energía que nos mueve y que encauzamos en el sentido que marca cada uno de nuestros momentos vitales, sea positiva y favorable. Como si tuviéramos un vaso de agua sucia y la porquería sedimentara en el fondo, dejando el líquido mucho menos turbio y con mayor calidad. En nuestras manos está saber transformar lo feo en poso, y hacer frente a la vida con una actitud optimista y limpia. |
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