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LAS ARMAS MATAN |
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¿Son necesarias las guerras persistentes a lo largo de años y décadas? Porque puedo llegar a entender que a veces sea el único remedio, pero tan pocas veces, que más allá de ellas es pura decisión (in)humana el mantenerlas en el tiempo indefinidamente. Como también alcanzo a comprender la importancia de los ejércitos para un país, como elemento disuasorio y de defensa de la paz; pero de ahí a entretenerlos en juegos bélicos que la muerte tiene ganados de antemano, hay todo un abismo. Y por éste caen irremediablemente las aspiraciones humanas más elementales, empezando por el derecho a la vida. Nacemos para vivir, no para escapar de una muerte propiciada por el hombre; la vida ya es difícil por ella misma, y sólo con ella debiéramos pelear, sin silbidos de balas o estruendos de explosiones; aunque sólo sea porque el sonido de la música es mucho más bello. Desde que tuve conciencia de cuántos habitamos el mundo, la población mundial casi se ha duplicado, y supera ya los siete mil millones de personas. No sé si somos pocos o muchos de acuerdo a los recursos de la Tierra, pero tengo claro que una distribución más igualitaria y racional de los mismos, es preferible al exterminio humano a través de la guerra. Siempre hay soluciones que no están manchadas de sangre, y matar debiera ser mucho más que un pecado, y no sólo estar prohibido por los dioses, sino muy especialmente por los hombres, que al fin y al cabo son los que se matan entre sí y los que mueren. Los conflictos armados son generadores en sí mismos de más y mayores contiendas; y hablando se entiende la gente, no matándose; aunque viendo el actual curso de los tiempos, cualquiera lo diría. No nos dejemos engañar, que la guerra no se acaba con más guerra, y las armas no son de juguete y matan de verdad. Para la paz no hay más solución que la misma paz. La pena es que sea tan elemental como ignorado. |
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