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LOS MEJORES |
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Me parece vergonzoso que, ante las dificultades, los que tienen más no ayuden, sino que aprovechen para incrementar sus ganancias. Como me lo parece que una vez con los bolsillos llenos, a costa de muchos estómagos vacíos, exijan además un trato de favor, alegando esa presunta superioridad. Hay quien porque tiene se queja de verse obligado a ser motor de quien no tiene, y olvida con facilidad que al mundo se viene desnudo y sin nada que no sea la propia vida. La fortuna se portará mejor o peor con unos y otros, aunque visto lo visto, preferible llegar en este mundo a un hogar de gente honrada, antes que a una familia acomodada gracias a robar a los demás. La desigualdad crea abismos insalvables de injusticia, a la vez que es germen de odio y violencia; pero es el vehículo que utilizan los indeseables para seguir medrando a costa de la dignidad de los desvalidos. Que encima se crean que son los mejores, es para llorar, aunque es preferible mantenerse en guardia y no dejarse engañar: no es mejor el que más posee, sino el que comparte con los demás lo poco que tiene. Esto, aquí en España, en esta cruel crisis económica, hemos podido comprobarlo una y otra vez a lo largo de tantos años como ya dura: los primeros en ayudar han sido los más necesitados, mientras otros se tornaron pescadores para obtener ganancias en ríos revueltos. Muy distintas posturas y actitudes, que cada quien las verá a su manera, pero que a mí no me hacen dudar ni por un segundo de en quiénes reside la verdadera grandeza. |
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