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LA CONFIANZA PERDIDA |
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¿Cómo fiarse, si una y otra vez defraudan tu confianza; si te crees que ya lo has visto todo, cuando te vuelven a sorprender subiendo un poquito más el nivel de desvergüenza? Lo peor es que al final, con tanto engaño se llegan a desdibujar los límites entre la verdad, siempre una, y las mentiras, a porrillo. Y lo que podría ser un caudal de puntos de vista diversos, deviene en la inmensa pobreza de agarrarse al enfoque más adecuado para la simple subsistencia, que es casi como aspirar a una eterna permanencia. Que sí, que sí, que no les engaño si les digo que me encantaría creer que la Justicia es igual para todos; que quien comete un error, vamos a dejarlo en esto, responderá por él; o que quien está preparado tiene su oportunidad por delante de tanto inútil enchufado... Sería muy feliz de poder confiar en que las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres -no estaría mal empezar por igualar el salario por un mismo empleo-; o en que algún día dejaremos de tirar, metafóricamente hablando, a la basura lo que a otros les daría la vida... Viviría mucho más ilusionada si me fiara de quienes dicen trabajar por mejorar nuestra vida, a base de acabar con la violencia, con el paro, con la delincuencia de guante blanco... Y no sé por qué me parece o que son muy cínicos, o que no se enteran, o que lo han entendido todo del revés y no se han dado ni cuenta. No es muy decente ni adecuado hablar de bonanzas a cientos, con tan escandalosos niveles de pobreza y miserias a miles; pero es totalmente cierto que me encantaría que tanta mentira se convirtiera en verdad verdadera, aunque sólo fuera para recuperar la confianza perdida, algo que a veces me parece casi imposible. |
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