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PALABRAS MAYORES |
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Las leyes son creaciones humanas, no dictatoriales mandamientos que nos obliguen a plegarnos a sus exigencias. Suelen ser reflejo de la sociedad en cada momento, aunque a veces han de elaborarse para que vayan abriendo el camino deseable en función de los nuevos tiempos, con sus nuevos valores y realidades. Pero es que en ocasiones, son pura exigencia, y no caben retardos o cobardías a la hora de darles forma. No se puede permitir que se trate a la mujer como ser inferior, y por ende con menos derechos, al hombre. Porque no lo es, y quienes mejor lo saben son los hombres. Y por eso mismo éstos son los primeros que tendrían que luchar por la igualdad, y no dejarnos solas y encima calificarnos con un feministas que suena a insulto. No es de recibo que la mujer, y sus hijos muchas veces, sigan muriendo a manos de quienes se llaman hombres sin serlo; que en las universidades brillen muy por encima de sus colegas, y después tengan vedado el acceso a los puestos directivos y de responsabilidad frente al privilegiado ascenso de hombres mediocres que están ahí sólo por serlo, no porque valgan más. Y mucho más condenable es que el club de los privilegiados haga todo lo posible para que nada cambie. Lo peor es tener que seguir reivindicándonos en una sociedad en que los hombres se hacen los sordos, y además tienen la desfachatez de llamarnos gritonas y quejarse cuando subimos la voz para que de una vez nos escuchen. Porque oírnos, seguro que nos oyen, pero escuchar y darse por enterados y luchar con nosotras por lo que nos corresponde, eso ya son palabras mayores, parece ser. |
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