POR LA ALAMEDA

Una sección de Lola Fernández Burgos
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ESPAÑA ES DIFERENTE


España es diferente, por desgracia, y sólo los que la amamos de verdad podemos invertir el sentido de ese conjunto de detalles que marcan una diferencia totalmente negativa con respecto a otros países que hacen del respeto su bandera. En plena crisis del ébola, convertido este en un indeseable invitado en nuestro país, vemos, por ejemplo, que a Bentley, el perro de una infectada americana, le entretienen la cuarentena con juguetes y música clásica hasta que, una vez superada, se le pase el test que certifique si está o no contagiado por tan mortífero virus, y a partir de ahí actuar en un sentido u otro. Mientras, a Éxcalibur, su referente en España, lo mataron en un plis-plas sin dudarlo un segundo. Puede parecer una nadería, pero qué lejos de la verdad: estamos ante un Estado que cuida y protege a sus ciudadanos, y otro que los maltrata. No se ha eliminado a un animal sin más; basta imaginar el dolor añadido que va a sufrir su dueña cuando supere el ébola y se entere de lo que hicieron con su mascota, negándole tan injustamente la oportunidad de una cuarentena.

Tampoco es el primer caso en que el maltrato animal hace que España sea noticia en los medios extranjeros, provocando vergüenza ajena a quienes estamos en contra de tradiciones tan impresentables e indeseables como las del toro de la Vega, los toros de fuego, los toros ensogados, la llamada fiesta nacional, … y tantas otras que desde el primer instante, antes de poderse llamar tradición, eran puro maltrato, así que imagínense a día de hoy, que tanto nos gusta presumir de ser personas civilizadas. Toda una evolución para llegar a sentirnos los más inteligentes del mundo animal, y con pueblos enteros demostrando que cualquier bestia es más sensible. No creo para nada que el amor hacia los animales signifique necesariamente que quien lo siente sea mejor persona que quien no, porque hay gente mala que destroza vidas humanas y después se derrite con las gracias de un gatito. No, no cabe fiarse de las apariencias, pues hay monstruos sueltos con impecables reputaciones y cuidadas mascotas; pero seremos todos mejores y más humanos cuando entendamos que cada ser vivo ha de ser respetado sin que nadie se arrogue el derecho de decidir sobre su vida.

España es diferente, sí; sólo así puede entenderse que hace unos meses estuvieran llenas las calles de ciudadanos que clamaban por la República, y ahora tengamos no un Rey y una Reina, sino dos de cada… O que tengan que entrar en la cárcel personas ya rehabilitadas por errores de hace años, como robar un GPS y unas gafas (1 año), o 500 € (3 años)… mientras grandísimos ladrones políticos, banqueros, miembros de la Familia Real, etc., han arruinado el país y la vida de millones de inocentes sin responsabilidad alguna, ni política cuando toca, ni personal jamás. Me desazona escuchar a este Gobierno, más desgobierno que otra cosa, jactarse de lo bien que empieza a ir todo gracias a su buen trabajo, mientras crece imparable el número de personas desahuciadas, los ricos cada vez lo son más y cada día hay más pobres… por decir algo, que podría decirse mucho más, pero para muestra un botón, porque extenderse sólo provoca mayor desolación. Ahora bien, si estas son las cosas que hacen una España diferente, vamos todos y todas a ponernos en marcha para construir juntos una que deje de serlo.