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VACACIONES Y TESOROS |
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Al final, cada quién renueva su ánimo como más le gusta, o como puede, pero lo renueva, que es tanto como volver a sentir ganas de seguir haciendo lo que ya cansaba. Y ese retomar lo interrumpido por vacaciones, no tiene por qué ser volver a una rutina que nos aburra soberanamente. Cada acción tiene, con independencia del juicio de los demás, el valor que nosotros le otorguemos, y no hay autoestima que se resienta cuando de verdad nos queremos a nosotros mismos. Puede que lo que para cada uno y una sea pura riqueza, para los demás sea nada. ¿Se acuerdan de Tom Sawyer, cuando gracias a su ingenio y picardía llevaba a cabo el encargo de la tía Polly de pintar la valla, holgazaneando y cobrando a los chicos y chicas del barrio en especie? Pocos tesoros más celebrados y envidiados a los ojos de niños y niñas que el que logró Tom: una cometa, unos renacuajos, un vidrio azul de botella, un soldadito de plomo… ¡hasta una rata muerta y un gatito tuerto! No es muy distinta la vida: un atesoramiento de vivencias, de pequeños momentos que, pese a poder estar repetidos, fueron y son especiales y únicos; al menos para nosotros. Precisamente, cuando algo gusta, repetir no cansa. Ahí puede estar la clave para no caer en el tedio y la monotonía; porque si ellos nos atrapan, poco va a importar el clima que haga o el mes en que estemos. Todo es vida hasta morirnos, y, con independencia de los ciclos del tiempo, es para vivirla. Apasionada, intensa, incansablemente; sin pausas ni prisas, siendo muy conscientes de que estamos vivos y de que un día dejaremos de estarlo. No hay mucho más; y si así es, no se puede desperdiciar el tiempo porque sólo nos restaremos vida. A fin de cuentas, ¿quién no ha guardado entre sus bienes más preciados una moneda fuera de curso, una caracola, arena, piedras y cristales de colores, una ramita de árbol, flores secas…, y no se ha sentido la persona más feliz al dedicarles unos minutos? Mejor ir conformando nuestros tesoros personales con lo que más nos guste, sin tener en cuenta lo que piense el resto de la humanidad y sin que importe si estamos o no de vacaciones. ¡Feliz otoño! |
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