Documento 1/16 - 8 de enero de 2016

Insistir, insistir, insistir y volver a insistir, por la vuelta del tren a Baza

Autor: Antonio Francisco Martínez


Cuando el 30 de septiembre de 1984 el Consejo de Ministros del Gobierno de España decretó el cierre de más de tres mil kilómetros de líneas de ferrocarril, por ser "altamente deficitarias", la suerte quedó echada para el tren Guadix-Baza-Almendricos; de camino, se sentenció a estas comarcas al déficit de infraestructuras y a la falta de desarrollo que se siguen arrastrando a día de hoy. De nada sirvió que decenas de personas acudiésemos el 31 de diciembre a la estación de Baza para cortar la vías: llegamos mal y tarde, defecto que hemos seguido repitiendo en esta bendita tierra nuestra.

Lo peor de todo es que de los tres mil kilómetros previstos, solo se cerraron novecientos de línea férrea (entre ellos nuestro 161 km.), algunos de los cuales se reabrieron años después,  y otros mil quedaron en exclusiva para el tráfico de mercancías. En algunos territorios reivindicaron con fuerza la permanencia del tren  (Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña...) y las comunidades autónomas respectivas consiguieron mantener líneas ferroviarias que consideraron fundamentales para su desarrollo, una decisión que se ha demostrado más que acertada a lo largo de los años. Lamentablemente, aquí, en unas de las zonas peor comunicadas, con mayores tasas de emigración económica y con rentas más bajas de toda España (igual en 1984 que en la actualidad) no ocurrió lo mismo, en un alarde de incompetencia de los gobernantes y de dejadez de la sociedad civil.

En estos treinta años hemos sido muchos insistiendo por la vuelta del tren, tanto en la fecha simbólica del 31 de diciembre en la estación bastetana como en distintos eventos reivindicativos; igual ha dado sufrir la atonía incomprensible de una sociedad tan necesitada como conformista, que el arribismo vergonzante de quien busca protagonismo a última hora para colgarse una medalla que ojalá se consiguiera. Yo lo tengo claro: hay razones económicas, geográficas, de mejora de las comunicaciones, de creación de empleo, etc... justificadas de sobra para seguir pidiendo el tren; ni las decepciones, ni el conformismo ni la falta de implicación de la clase política gobernante puede ni siquiera hacernos plantear arrojar la toalla. Decía un famoso entrenador de fútbol que había que ganar, ganar y volver a ganar; pues en este tema con más razón si cabe, hay que insistir, insistir, insistir y volver insistir hasta lograr la vuelta del tren.