Documento 32/12- 21 de junio de 2012

LA FÁBRICA AZUCARERA “NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES” DE CANILES. UN RECUERDO DE INDUSTRIALIZACIÓN EN EL ALTIPLANO GRANADINO

Autor: JUAN ANTONIO DÍAZ SÁNCHEZ y SAMUEL MILÁN CORRAL (Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino. Asociación “Péndulo. Papeles de Bastitania”)


La fábrica azucarera «Nuestra Señora de las Mercedes»de Caniles surgió tras un proceso de expansión de la industria del azúcar en España como consecuencia del Desastre Colonial de 1898 y de la política proteccionista que el Estado español ejerció para fomentar la producción nacional. Tras la iniciativa de Juan López-Rubio Pérez demostrando la viabilidad del cultivo de remolacha azucarera, ésta terminará por convertirse en la alternativa a la crisis agraria finisecular en la Vega de Granada. Frente a las limitaciones expansivas de la caña de azúcar, el cultivo de remolacha azucarera se consolidó en amplias zonas de la provincia de Granada. Se iniciaba un boom azucarero que motivará la creación de nuevas fábricas.

Así las cosas, en 1901 veía la luz «Nuestra Señora de las Mercedes», con una producción de 250 Tm./día y ubicada en Caniles por la razón social «Rubio Hermanos». Su fundación se produjo en una coyuntura de dificultades económicas que condujo al gran trust del azúcar, la Sociedad General Azucarera (SGA), a clausurar un notable número de fábricas en la provincia y trasladar la producción a regiones más frías, idóneas para el cultivo de remolacha.

Fábrica azucarera

En este contexto fue determinante la gestión del alcalde de Caniles, don José Felip Santaolalla, quien negoció con la SGA la continuidad de la fábrica canilera y la autorización necesaria para sembrar remolacha. Baza y su comarca se veían inmersas en un proceso de industrialización y desarrollo desconocido hasta la fecha que llevaba aparejado la mejora de las comunicaciones gracias a la creación de la red ferroviaria Guadix-Baza-Lorca.

Durante los años de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) la producción del azúcar sufrió una drástica caída. En lo concerniente al azúcar de remolacha la producción descendió hasta niveles equiparables a los de inicios del siglo XX. Además, el período comprendido entre la década de 1920 y de 1930 se ha convertido en una etapa de oscuridad documental respecto a la fábrica canilera. En cambio, para las fábricas de la provincia de Granada los años veinte marcarán máximos históricos, suponiendo la contribución de éstas un 40% de la producción nacional de azúcar. Serán los años de la Segunda República en los que se configure el marco legal que, en relación a política azucarera y con escasas modificaciones, se mantendría vigente hasta la entrada de España en la Comunidad Económica Europea.

 Por su parte, los años de la Guerra Civil (1936-1939) iniciaron un proceso de declive provincial. Contrastando con la producción de los felices años veinte, en la provincia de Granada la campaña de 1939-1940 sólo suponía el 6,1 % de la producción nacional.. Desde los años 40 se inició un período de crisis continua en el sector azucarero. Entre las causas de esta crisis se encuentran la falta de materia prima, que obligará a las fábricas  a realizar campañas de menor duración; una defectuosa regulación de las campañas azucareras; y la reducción del beneficio empresarial.   Los años 50 tampoco contemplaron la recuperación del sector azucarero, que adolecía de problemas tales como la falta de abonos y de productos agrícolas de primera necesidad. A la altura de 1957 los stocks de azúcar quedaron prácticamente eliminados por lo que hubo que importar azúcar cubano. Bajo el aperturismo económico de inicios de los años 60 se crea una Comisión Interministerial para fijar un programa de modernización de la industria azucarera. Era necesaria una reconversión industrial que resolviera los problemas estructurales de la producción azucarera granadina, vinculados tanto a la agricultura como a la fabricación. La incapacidad empresarial y administrativa para resolverlos  conllevó el cierre de fábricas, llegándole el turno a «Nuestra Señora de las Mercedes» tras la campaña de 1972-1973, a pesar de que la riqueza de la remolacha del Altiplano (12,9 %), unas décimas superior a la media nacional.