Documento 4/12- 28 de febrero de 2012

LA RECUPERACIÓN DEL FERROCARRIL POR BAZA

Autor: Manuel Jaramillo Cervilla. Catedrático de Historia y Vicepresidente de la Asociación de Escritores del Altiplano de Granada y Pozo Alcón

El ferrocarril debe ser recuperado por Baza. El Proyecto del Corredor  Ferroviario Mediterráneo puede ser la gran esperanza que devuelva a Baza el añorado ferrocarril y restablezca la conexión de las tierras del Altiplano de Granada con las del Levante, que nunca debió de ser cortada. El 31 de diciembre de 1984 el gobierno de España decidió apartar del servicio el tramo de Los Almendricos, con lo que se cortó la comunicación por ferrocarril de la Andalucía Oriental con el Levante. El argumento esgrimido: la falta de rentabilidad. Manuel Jaramillo Cervilla, autor de este artículo

Desde entonces, la estación de Baza, que había sido inaugurada el 26 de marzo de 1885, quedó sumida en un profundo silencio y por las tierras de la Bastitania dejó de oírse el silbato de las máquinas de tren y de verse en su cielo el rastro de las nubes de vapor de agua exhalado por las mismas. Atrás quedaban los ingentes esfuerzos realizados por las generaciones decimonónicas -y aun de principios del siglo XX- por dotar a las tierras de Guadix y Baza de un tendido de ferrocarril que las comunicara con Lorca, Murcia, Almería, Granada y Madrid. Efectivamente, querían aprovechar la importancia que para las comunicaciones tiene el llamado Surco Intrabético, cordón umbilical entre Andalucía, el Levante y las tierras meseteñas por el pasillo transversal de Moreda. Pero, con ser tan importante, el proyecto tardó en realizarse, de modo que el tramo de Baza-Guadix no llegó a inaugurarse hasta los primeros años del siglo pasado (1907), hecho que supuso la culminación de la red de ferrocarriles de España. Guadix se convirtió en un gran nudo de comunicaciones y su estación llegó a ser una de las más importantes de Andalucía.

Para ello, como ha quedado indicado, se hubo de aunar muchos esfuerzos y voluntades. Como las obras de la línea no avanzaban, en 1897, los periódicos locales “El Accitano” y “El Defensor de Granada”, iniciaron una intensa campaña a la que se sumó el obispo acci-bastetano Maximiano Fernández del Rincón, que escribió una carta al ministro de Fomento. De resultas, se creó una Comisión que organizara una Asamblea Regional con el fin de aunar criterios y catalizar los esfuerzos. Dicha Comisión envió una cita a los principales organismos e instituciones de las provincias de Granada, Murcia, Almería y Jaén. La Asamblea se inició en Granada, el 16 de mayo de dicho año, y a ella acudieron doscientos representantes de las provincias citadas, más la de Alicante, y de los obispados correspondientes, que eligieron presidente al obispo de Guadix. Finalmente, se pidió a los diputados y senadores de las cinco provincias que se interesaran por la terminación de las obras del ferrocarril de Baza a Granada y que hicieran lo posible para que, al espirar la prórroga concedida a la compañía “The Granada Railway”, no fuera concedida otra. Se consiguió que ambas líneas, Baza-Granada y Linares-Almería, tuvieran un tramo común, Guadix-Moreda. En mayo de 1902 se iniciaron las obras del tramo Baza-Guadix, que se terminaría cinco años después, dando fin a la red de ferrocarriles de España, como he señalado anteriormente.

A través de la prensa local se puede percibir el cúmulo de ilusiones que el ferrocarril suscitó en nuestros abuelos, tanto en Guadix como en Baza. El periódico “El Accitano” nos habla que se pensó crear unos altos hornos en el Marquesado del Cenete mediante un combinado que aprovechara la riqueza del mineral de hierro de la zona y el carbón mineral transportado en ferrocarril desde el puerto de Almería. También tomó cuerpo la creación de un ferrocarril desde Baza a Huéscar, proyecto del ingeniero Rafael de Escosura presentado en Madrid. Si estos proyectos no se llegaron a realizar, es un hecho que el ferrocarril posibilitó el cultivo de la remolacha y la creación de varias fábricas de azúcar: “Ntra. Señora de las Mercedes” en Caniles, “San Torcuato” en Guadix y “Virgen del Carmen” en Benalúa de Guadix, todas ellas ubicadas junto al ferrocarril. También la explotación del esparto se vio favorecida, así como la minería en Serón y la explotación de los mármoles en Macael.

El transporte de viajeros también fue importante. Recuerdo, siendo estudiante, que, por vacaciones, aprovechaba el tren-correo de Granada-Alicante, para viajar a Baza y regresar a casa de mis padres y cómo, más tarde, utilizaba el TER para viajar de Granada a Valencia, o trasladarme de Guadix a Granada, siendo profesor del instituto P. Poveda. La afluencia de viajeros era importante y nunca lo vi vacío. La baja rentabilidad aducida para la supresión del tramo, se debió a la escasez de transporte de mercancías suscitada por el decaimiento económico en que cayeron las comarcas, tras la crisis de la minería, liberación del precio y comercio de los cereales y las nulas iniciativas gubernamentales en la propulsión de la economía de la zona, condenada a la emigración de sus habitantes.

La supresión del ferrocarril Guadix-Baza-Lorca en 1984 fue una medida nefasta, porque condenó a estas comarcas al aislamiento y fomentó el subdesarrollo de las mismas, al impedir el establecimiento de industrias o dinamizar sus riquezas agro-ganaderas. Pero mucho más nefasto será la exclusión de Baza del Proyecto del Corredor Ferroviario, porque quedará marginada de los grandes circuitos de las comunicaciones y a continuar “in aeterno” siendo la capital de la llamada peyorativamente “España desconocida”. Los romanos, cuyo pragmatismo es incuestionable, lo vieron muy bien hace más de 2000 años: la Vía Augusta discurría desde Barcino (Barcelona)  hasta Cartagena bordeando la costa, para después adentrase por el interior inmediato –Campus Espartarius- hasta llegar a Basti (Baza) y mediante un ramal a Acci (Guadix), para continuar, siguiendo el Guadiana Menor y el Guadalquivir, hasta Hispalis (Sevilla).

El ferrocarril debe volver a Baza. No tiene sentido que Andalucía esté desconectada de las comunidades de Murcia y Valencia, unas de las más pujantes de España y las más ricas de todas con las que forma frontera. Los beneficios para la zona y para el conjunto de España serían evidentes. Los romanos ya lo vieron y lo ejecutaron con su red de calzadas.