Documento 4/11 - 23 de Enero de 2011

LA CRUZADA CONTRA LA CRISTIANDAD

Autor: Juan Antonio DÍAZ SÁNCHEZ, Ldo. en Historia por la Universidad de Granada


Una de las buenas costumbres que tengo al levantarme todas las mañanas en mi ciudad de adopción y residencia, Granada, es la de revisar en todos los medios de comunicación digitales todas las noticias referentes al Altiplano granadino, concretamente las referidas a las comarcas de Baza y de Huéscar. Esta mañana, no tenía por qué ser diferente al resto de las demás, y, he podido ver una noticia en el IDEAL digital que me ha llamado bastante la atención:

“En estos días vivimos actos de intransigencia religiosa que recuerdan otras épocas que sería mejor olvidar. Y esto pasa en algunos de nuestros centros educativos, en concreto en el IES Al-Zujayr, de Zújar.

Aquí algunos profesores se permiten el lujo de obligar a una profesora de Religión a quitar una imagen religiosa cristiana no ya de un aula, que puede ser discutible (sobre todo por herir las creencias de aquellas personas que no profesen esa religión o las ideas de los que no profesan ninguna), sino de su propio departamento, que compartía con los de Ciencias Sociales. Ya no puede tener ni su propio cachito de pared. Ahora tendrá que pedir asilo ideológico en otro departamento. Esto parece increíble, pero cierto: tú te tienes que sentir avergonzado de lo que crees y enseñas, a pesar de que enseñas tu religión y las otras con total objetividad, sin crispaciones, y que criticas lo que puede ser criticable en la tuya y en las otras. Pero nada, hay personas a las que no se les puede convencer, lo tienen claro. O eso “creen”. Incluso prefieren ver la media luna antes que la cruz, que por otra parte es más traumática e hiere su sensibilidad. Así nos va…” (IDEAL, 19-I-2011, Granada).

Pues bien, como podemos ver, estamos llegando a un punto en el que nuestra Religión Católica está siendo despreciada. Y si la política hace que ésta se desprecie estamos despreciando por ende a nuestra cultura. Desde luego que estas muestras de intransigencia religiosa en el ámbito educativo nacional sólo se están dando en el ámbito católico. Si hay un crucifijo o un icono religioso en un aula, que no es este el caso, o en el departamento de Religión puede herir significativamente las sensibilidades y conciencias de otras personas. Eso sí, si una persona de otra religión distinta a la Cristiana realiza alguna muestra o símbolo externo de la suya entonces debemos de respetarla al máximo porque de esa forma estamos respetando a una persona de otra cultura y religión distintas a la nuestra. Como leía hace unas pocas semanas mientras tomaba café una tarde de domingo en el artículo que escribe semanalmente don Arturo Pérez Reverte en EL SEMANAL: “esta actitud del gobierno está haciendo que despreciemos nuestra propia cultura” esto lo decía a propósito del caso de ese profesor de La Línea de la Concepción (Cádiz) que había sido denunciado por los padres de un alumno de religión y cultura islámica porque el profesor había puesto como ejemplo “los jamones de Trevélez (Granada) para explicar los climas fríos en clase de Geografía”.  Es evidente, y no es mi propósito despreciar en estas líneas a ninguna otra religión o cultura puesto que todas merecen el máximo respeto y tolerancia, que en la escuela de la España del siglo XXI estamos respetando a todas las culturas y religiones salvo a la Cristiana. Lo único que está haciendo el gobierno es atacar a la expresión pública del cristianismo.

Debemos de tener en cuenta que la Constitución Española de 1978 referente a la religión dice: Artículo 16:
1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley.
2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Por ello me pregunto si ¿será constitucional prohibir los símbolos religiosos en la escuela pública? Si prohibimos los símbolos religiosos que no ofenden a nadie y que no hacen daño a nadie, deberíamos prohibir también la enseñanza de la religión católica como asignatura optativa en la escuela pública, deberíamos cerrar las iglesias y catedrales, prohibir las procesiones y manifestaciones religiosas en las calles de los municipios y ciudades…, en definitiva, una vez puestos a prohibir, pues prohibamos de la misma manera a la ciudadanía española que manifieste públicamente sus creencias religiosas. Prohibamos la enseñanza de la religión católica y la de la Historia de las Religiones en la escuela pública. Cerremos y prohibamos los centros sociales, hospitales, escuelas, institutos, universidades, residencias de ancianos, orfanatos… que la Iglesia Católica tiene repartidos por todas las provincias de España. Una vez puestos a prohibir, pues prohibamos todo lo que tenga que ver con la religión católica en España, como si el gobierno de este país no le debiera nada a la Iglesia Católica o si éste pudiera hacer frente económicamente a todos los gastos que evita la Iglesia al Estado con la actividad que realizan todos  estos centros que son propiedad de la Iglesia Católica.

Como podemos ver en todos estos centros los crucifijos y símbolos religiosos están presentes y a nadie se le ocurre pedir que los retiren. Si en España, Dios no lo quiera, se llegara a implantar una enseñanza laica, la escuela española perdería muchos de sus valores que gracias a la asignatura de Religión se pueden hacer aflorar en el alumnado; valores como el respeto, el amor, la tolerancia, la bondad… En definitiva, todos los buenos valores éticos y morales que promulga y difunde la Religión Católica. Sin ellos, alcanzaríamos en España, una educación sin valores, descreída, nihilista, atea… ¿Esa es la educación que queremos para nuestros muchachos y muchachas en este país? yo, personalmente, opino que no porque en la escuela española del siglo XXI no sólo debemos de enseñar conocimientos académicos o enciclopédicos, sino que también se deben de ensañar valores humanos que nos ayuden a formar a los alumnos y alumnas como personas y seres humanos. Para este cometido de educación cívica nos ayuda el estudio de la Religión y de la Historia de las Religiones que es fundamental para la formación enciclopédica y cívica del alumnado. Por consiguiente, si esta idea no la ponemos en práctica debido a que cada día que pasa el gobierno de este país está poniendo más trabas a la enseñanza de la Religión Católica en la escuela pública española entonces estaremos creando una futura sociedad que va ser digna de lástima y de compasión porque no tendrán inculcados ni afianzados los valores de los cuales hemos hablado anteriormente. No creo que las familias españolas quieran este modelo de educación laico, sin valores, nihilista… que contribuye a hacer más inhumanos al alumnado de la escuela española.

Por último, queremos desde estas líneas mostrar públicamente nuestro total e incondicional apoyo a la profesora de Religión del IES Al-Zujayr de Zújar, doña Susana Fernández de Córdoba, en su reivindicación y denuncia pública por haberse visto obligada a tener que retirar el crucifijo y el icono religioso del departamento de CC.SS. que era compartido con el de Religión. Para nuestro entender, doña Susana, es una auténtica heroína al emprender una “cruzada”, en los días que vivimos, a favor de nuestras creencias, la cuales defiende a ultranza y, por ende en un mayor plano; contra la intolerancia, la falta de libertad, el desprecio… Entendemos que se haya visto obligada a tener que pedir asilo en otro departamento, al ser denuncia y obra de dos de sus compañeros de departamento quienes le instaron a quitar los símbolos religiosos del mismo, lo cual es una actitud deleznable y totalitarista porque era propio de los regímenes totalitarios la prohibición de las ideas o creencias y la falta de libertad de las mismas. 

En Granada, a 24 de enero de 2011.