Documento 27/10 - 15 de abril de 2010SE HA APROBADO EL P.G.O.U. CON NUMEROSOS ERRORES (V).
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. Dado que no se han corregido la mayoría de los errores expuestos, en todas las alegaciones a los avances presentados en los últimos años y al PLAN definitivo recientemente aprobado, volvemos a presentarlos a la opinión pública. La gente debería saber lo mal que gasta el dinero público la Junta de Andalucía. Acaba de aprobarse el definitivo P.G.O.U. con una normativa y catálogo del Conjunto Histórico con numerosos errores a pesar de haber sido comunicados año tras año al Equipo Redactor y a la Delegación Provincial de Cultura, errores en la localización de edificios (nombres de plazas y calles distintos a los reales), inmuebles mal catalogados interna y externamente y una “normativa estética” poco rigurosa en comparación con la de otras ciudades de tamaño similar en toda Andalucía (sevillanas, cordobesas, granadinas, malagueñas, jienenses). La asociación “Baza Histórica” recuerda que ha ofrecido su colaboración en la catalogación y en la elaboración de la normativa estética del P.G.O.U. desde que el Equipo que lo ha realizado llegó a la ciudad y éste ha pasado literalmente de nosotros a pesar de que algunos de los integrantes de esta asociación hemos realizado cursos sobre intervención de ciudades históricas y hemos elaborado tesis relacionadas con la historia y arquitectura de nuestro Conjunto Histórico. Tan sólo nos queda exponer a los ciudadanos lo que es un error monumental muy bien pagado con dinero público. A partir de este mes centraremos nuestros artículos relacionados con el P.G.O.U. en dos bloques, uno sobre normativa y otro sobre el catálogo. Antes de iniciar nuestra andadura por el P.G.O.U. es necesario recordar que funcionarios y contratados/as de la Delegación Provincial de Cultura de Granada nos han confesado en varias ocasiones por teléfono y personalmente, la última vez en septiembre de 2008 (reunión en sus despachos), que el catálogo de Baza está muy mal hecho pues la mayoría de las fichas individualizadas de edificios destacados están mal ejecutadas -incompletas, no reflejan nada o casi nada del valor de los inmuebles...-, que si se aprobaba tal y como se encontraba (septiembre de 2008) iba a ser “una merienda de negros”. Es vergonzoso e indignante pero es así. Solicitaron que nuestros especialistas le presentarán una relación de 30/40 edificios destacados mal catalogados. La intención era, según la Delegación, pedirle a Juan Carlos García de los Reyes, responsable máximo del P.G.O.U, que presentase el catálogo correctamente, realizando las fichas completas de los edificios que les señalábamos o que no se le pagaba. Dado que dónde se nos dijo digo nos dijeron pocos días después diego y se ha aprobado el catálogo mal realizado, hemos decidido presentar muchos de los errores del PLAN ante la opinión pública. No es nuestra intención atacar a dichos funcionarios. Les honra el reconocer que lo que se iba a aprobar, lo aprobado al final, era una barbaridad y hasta ahí vamos a leer. Hoy veremos un artículo relacionado con las fuentes y los escudos. Los redactores del P.G.O.U. no contestan absolutamente nada en relación a las alegaciones que hemos realizado sobre la catalogación de este inmueble. La casa nº 16 de la calle de la Trinidad |
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La casa de fray Manuel Sánchez Matute y Fuentes (1 parte) Fray Manuel Sánchez Matute fue uno de los tres hijos del matrimonio formado por Bartolomé Sánchez Matute Ramírez de Arellano y Margarita Fuentes. Los dos varones, Manuel y Francisco se dedicaron a la vida religiosa (el primero fraile mercedario y el segundo presbítero) mientras Ana, la hija, quedó y murió soltera. La madre de fray Manuel había heredado de su tía Máxima Roa, mujer en segundas nupcias de Asensio Marín, dos casas en la calle de la Trinidad que pagaba un censo al patronato fundado por Arias Gonzalo en el siglo XVI. Tras la muerte el 27 de octubre de 1738 de Bartolomé Sánchez Matute sin haber testado, los tres hermanos son nombrados herederos universales de la casa de su tía, otra accesoria y algunas tierras, la mayoría dedicadas a viñedos. El primogénito, Francisco Sánchez Matute, heredó tras el fallecimiento de su padre el vínculo fundado por Antonio Rodríguez Ramírez de Arellano en Guadix, entre cuyas posesiones disfrutaba de la vara y oficio de Guarda Mayor de los campos y montes de la dicha ciudad, con voz y voto de regidor. El 3 de diciembre de 1774 ante el escribano Mateo José de Elices, Francisco y Ana, sin la presencia de su hermano, otorgaron testamento y fundaron una capellanía con los bienes heredados de su padre y otros adquiridos por fray Manuel, fundación dejada en suspenso al no poder registrarla sin el consentimiento de este último. En 1784, quizás por la jugarreta ideada por sus hermanos, fray Manuel hacía testamento y legaba todas sus propiedades a su sobrina Isabel, según Francisco, presionado y “persuadido” por Juan Magaña, padre de la beneficiaria, la cual iba a casarse con el escribano Antonio Marín de Torres. Después de testar y considerando que había cometido un grave error recurrió ante la Audiencia Eclesiástica para solicitar la declaración de nulidad de dicha escritura, siguiendo para ello un pleito del que ignoramos la sentencia final. Según declara en su testamento el presbítero Francisco Sánchez Matute, en parte para descargar su conciencia, la casa familiar, de la que hablaremos a continuación, fue levantada con el dinero obtenido de los fondos del convento de Nuestra Señora de la Mercedes, ingresos producidos por las limosnas que el fraile recogía en nombre de la orden en todos los pueblos del obispado de Almería, del hospedaje y servicio de comidas ofrecidos a los feriantes a lo largo de nueve años, del negocio de vinos procedentes de las viñas compradas con dinero de dichas donaciones y del aguardiente que elaboraba y vendía. El mismo alimento diario de la familia desde 1757, año en que procesó como fraile, procedía de las limosnas recaudadas en nombre del convento. Es más, el 24 de marzo de 1760, día en que Francisco celebraba su primera misa, fray Manuel le proporcionó 2.000 reales de vellón que también pertenecientes a dichos fondos. Todos estos hechos fueron admitidos “en secreto y reservadamente” ante su hermano, indicándole que todo lo adquirido por dicho medio debía volver a la orden tras la muerte de ambos, puesto que de ella había salido el capital para conseguirlo. Francisco ocultó esta situación ante la necesidad de mantener decentemente a su familia con los ingresos producidos por las propiedades adquiridas con los caudales sustraídos, ante los exiguos bienes familiares heredados y por las cortas rentas la capellanía que disfrutaba.
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Para no olvidar:
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