Documento 7- 12 noviembre 2004

YO, EL PALACIO DE LOS ENRÍQUEZ

Autor: Javier Molina Argente

Nací hace cuatro siglos, por orden de Don Enrique Enríquez y Dª Maria de Luna, tíos del Rey Fernando V el Católico. He visto mi pueblo crecer, cambiar... y ahora, tengo miedo de no seguir viendo mi ciudad. Mi salud empeora día a día, y nadie de los responsables hace nada para evitarlo. Según entendidos en historia, constituyo la muestra más importante del arte mudéjar andaluz, y soy el principal edificio civil de la ciudad, pero aunque parezca mentira, no se me valora.

Mis artesonados, mis jardines, mis columnas... han sentido la admiración de cientos de personas, y ahora, mi miedo es que nunca nadie pueda ver eso que tanto costó hacer, años de trabajo, que siglos más tarde parecen no apreciarse. Mis ventanas abiertas, mis huecos en la cubierta,... hacen perder ese calor que un día tuvieron mis habitantes, esos que siempre me entendieron, que me cuidaron, y que con fe crearon algo que hoy no admiran los que me poseen.

Soy un ciudadano más, he vivido más que todos los que creen, que por vivir en una época moderna, pueden despreciarme y dejarme olvidado, hasta que mis tejas y mis vigas terminen junto a los pinos de mi jardín. Hace mucho que no sonrío, mi vida siento que acaba, mi única esperanza llegó con la firma de ese pacto por el patrimonio, pacto del que no veo frutos y que deja que nosotros nos sigamos cayendo. No soy el único, mi vecino San Jerónimo, el también cercano San Antón, la Alcazaba... son simplemente unos ejemplos de toda esa historia, que Baza está perdiendo poco a poco.

Si venís a verme os daréis cuenta de que no dejan que os acerquéis a mí, esa valla que nos separa, os separa de algo que ES DE TODOS, pero que ya nadie puede disfrutar. Espero que si algún día dejo de estar con vosotros, me recordéis como una parte de todos. Montones de ciudades querrían tenerme entre sus calles y aquí me siento olvidado. Siempre quedaran fotos, recuerdos, pero yo..... noto que muero.

Estado actual de la vallada torre del Palacio. Foto JOSÉ UTRERA