Autor: Juan Antonio Díaz Sánchez (Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino)
“La figura del pintor y escultor granadino Risueño servirá como excusa para la reflexión acerca del esplendor ceremonial y el boato formal del último Barroco…” Con estas palabras, que constituyen una auténtica declaración de intenciones, comenzó a fraguarse hace tiempo esta idea en el Dpto. de Historia del Arte de la Universidad de Granada; y es que, como bien reza en su presentación: “Con motivo del tercer centenario de la realización de imagen de Nuestra Señora de la Esperanza de Granada (1718-2018) el Simposium José Risueño y su época (1665-1732) se plantea como foro de debate científico sobre la evolución de las artes y de la cultura en España y su ámbito de influencia durante el periodo álgido del Barroco a caballo entre los siglos XVII y XVIII.”
Una extraordinaria idea, que ha tenido lugar en la ciudad de la Alhambra, partiendo de la iniciativa del Proyecto HAR-2017-83037P (Barroco entre dos mundos: relaciones y alternativas en la escultura andaluza e hispanoamericana entre 1700 y 1750), de la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, y del Grupo de Investigación HUM 362 (Arte y Cultura de la Andalucía Moderna y Contemporánea). Todo ello bajo la dirección de la extraordinaria “batuta” del Prof. Dr. Don Juan Jesús López-Guadalupe Muñoz (Universidad de Granada), el asesoramiento de unos comités científico y organizador de auténtico lujo –puesto que entre los miembros que los componen se encuentran “primeras espadas” en la materia, tanto andaluzas como nacionales−, contando con la colaboración de varias instituciones académicas, culturales, sociales y eclesiásticas (cofrades), y, todo esto que estamos narrando, se ha desarrollado bajo un marco incomparable como es el Palacio de Niñas Nobles de Granada, que es la actual sede del Patronato Provincial de Turismo.
En vísperas del inicio del curso académico 2018-2019 y a falta de un mes para que Nuestra Señora de la Esperanza sea coronada canónicamente, en la Universidad de Granada se ha querido hablar sobre la figura del hacedor de la misma, su ciudad, su Reino, su Corona y su Nación: José Risueño, natural de la capital del antiguo Reino de Granada, Corona de Castilla, España y la Monarquía Católica; y sobre su periodo artístico: el Barroco. Algo que no nos debe de extrañar si tenemos en cuenta que Granada y las provincias actuales que componían su antiguo Reino son una auténtica fiesta barroca y un espectáculo visual para nuestros sentidos.
En este simposium nos hemos dado cita diversos investigadores y profesores de toda la geografía nacional que, en nuestras líneas de investigación, tratamos íntegra o tangencialmente el Barroco y su época. Durante las dos jornadas y media, que ha durado este simposium, hemos dado a conocer los frutos de nuestras últimas investigaciones, además, los hemos podido compartir con distintos colegas y amigos, y debatir sobre ellos en un foro tan idóneo y adecuado como es el universitario.
Sin lugar a dudas, los temas relacionados con el Barroco Andaluz han sido los predominantes durante el desarrollo del programa del simposium. Pero también se han tratado temas relacionados con el Barroco en otras regiones españolas, mediterráneas y americanas. Las ciudades de Baza y Guadix han estado muy presentes también, puesto que la zona septentrional de la provincia de Granada –a pesar de todo lo perdido por los distintos avatares de la historia− tiene mucho que decir, aportar y ofrecer en un foro universitario de estas características. En esta ocasión, concretamente, se han presentado tres comunicaciones al respecto: “La capilla y camarín de la Virgen del Rosario de Guadix” por la Dra. Doña María Soledad Lázaro Damas, “La Escuela Granadina del Barroco en Baza” por el Ldo. Don Juan Manuel Román Domene y “La Cofradía del Silencio de Nuestra Señora de los Dolores y el antiguo Oratorio de San Felipe Neri de Baza (Granada)” por un servidor. Así como este simposium también ha contado con unas visitas guiadas a la iglesia parroquial de San Gil y Santa Ana, y a la iglesia de los Santos Justo y Pastor (templo jesuita), visitas que han permitido apreciar y disfrutar de esa “fiesta barroca” a la que me refería antes en todo su pleno apogeo.
Por último, me resta, dar las gracias a la Universidad de Granada, muy especialmente al Dpto. de Historia del Arte, a toda la organización, así como a su director, el Dr. Don Juan Jesús López-Guadalupe Muñoz; a su hermano, mi querido amigo, el catedrático Don Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz, y a mi buen amigo el Dr. Don José Antonio Díaz Gómez, así como a mi muy apreciado Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, por haberme dado la oportunidad de aportar mi “pequeño granito de arena”. ¡Enhorabuena! por todo lo realizado y mucho ánimo para seguir realizando más, la Historia de España os lo agradecerá.