Autor: Alberto Parra Maestra.
El acceso a la vivienda es el segundo problema que más preocupa a los españoles, según los últimos datos; en mayo era el sexto.. Para mí, personalmente, es el primero. Que el acceso a la vivienda sea un problema no es nuevo, especialmente para los más jóvenes que empiezan a desarrollar su vida laboral y empieza a pensar en emanciparse de sus padres.
Podemos observar esta situación en Baza. Si entramos a cualquier portal inmobiliario, lo primero que llama la atención es la escasez de viviendas en alquiler y, lo segundo, el alto precio que han alcanzado, rondando de media los 550€ al mes, unos 6.600€ al año. Teniendo en cuenta que la renta disponible media en nuestro municipios es de 17.721€, saquen sus conclusiones. Es aún más llamativo el alto número de viviendas en venta, muchas de ellas en el casco histórico, con calles poco accesibles para vehículos y casas en mal estado. Es imposible encontrar algo por debajo de 100.000€. Por lo que no es de extrañar que en el registro municipal de demandantes de viviendas de protección oficial, hay activas en torno a unas 400 solicitudes de personas que necesitan un alquiler asequible, mientras ya hay unas 200 personas viviendo en viviendas de alquiler asequible del ayuntamiento.
A pesar de esto, no somos los que peor estamos. La semana pasada, la ciudadanía de Málaga se manifestaba con el lema «Málaga para vivir, no para sobrevivir». Hace poco, salieron vídeos de vecinos del barrio del Albaicín en Granada capital, en los que se veía cómo la gran afluencia de turistas no les permitía llegar a sus casas. Hay ciudades que han empezado a luchar contra el alquiler de pisos turísticos intentando regularlos. El alquiler turístico es uno de los factores que hacen que el precio del alquiler se dispare, pero no el único. También se está dando el caso de que personas pudientes compran viviendas como inversión y las dejan vacías. O el número de infraviviendas o viviendas en mal estado que existen.
Aquí surge una paradoja curiosa. La falta de inversiones en el mundo rural nos obliga a los jóvenes a emigrar a la gran ciudad en busca de mejores oportunidades laborales, pero nos envía al entorno hostil e invivible, donde tenemos que dedicar gran parte de nuestro salario al alquiler.
Una de las soluciones es la construcción de vivienda protegida, como hizo en nuestra ciudad, cuando la Junta de Andalucía apostó por la rehabilitación de bloques de pisos en el Arco de la Magdalena o en la Plaza Trinidad, en su tiempo. O como ha seguido apostando el Ayuntamiento de Baza en anteriores legislaturas, con las dos últimas construcciones en la calle Pablo Sarasate o en el Palacio de los Marqueses de Cadimo, que han sumado 23 viviendas más al parque público, unido a las de la avenida del Mediterráneo, por ejemplo. Espero que en esta legislatura, por lo menos se proyecte alguna más.
A pesar de todo, no creo que la construcción de vivienda protegida sea la única solución, ya que es un objetivo a largo plazo por la dificultad y el alto coste que entraña, pero es una de ellas. Las otras pueden pasar: por incentivos a los propietarios para que no dejen viviendas vacías; el fomento de la movilidad laboral con el teletrabajo, atrayendo a las personas hacia zonas con precios más bajos; ofrecer ayudas como el bono de alquiler joven (que la Junta se ha negado a aplicar); facilitar la adquisición de viviendas con hipotecas al 100% para jóvenes; o promover la construcción de viviendas cooperativas. O por último, limitar el precio del alquiler, aunque es una medida que veo más negativa porque desincentiva la puesta en alquiler por parte de los propietarios, aunque también podría ser una opción temporal.
Aunque parezca que no, ya se han tomado medidas; hemos visto cómo ciudades empiezan a regular los alquileres turísticos, la puesta en marcha el Bono de Alquiler Joven desde el Gobierno Central, aunque algunas comunidades autónomas como Madrid y Andalucía se negaran a aplicarlo. También, está la Ley de Vivienda aprobada el año pasado, que las autonomías gobernadas por la derecha, están evitando aplicar. Además, la Junta de Andalucía y el Gobierno de España han puesto en marcha programas de avales para hipotecas a jóvenes, aunque con alguna que otra trampa. Aunque las medidas fueran aplicadas en todo el territorio, creo que ni siquiera sería suficiente.
El hogar, que también significa el lugar de la casa en la que se encendía el fuego, ha sido el trono en torno al cual se ha reunido el ser humano y su familia desde el inicio de los tiempos. Sigue siendo igual de importante para la sociedad actual tener un lugar donde refugiarse, sentirse seguro y reunirse con los suyos.
Así que Gobierno de España, Junta de Andalucía y ayuntamientos, sepan que asegurar el acceso a la vivienda y que sea digna, como declara nuestra constitución, debe ser el siguiente del Estado del Bienestar.