Baza, tierra llena de historia milenaria, de agua limpia y fresca que surge de manantiales y fuentes por doquier.
Baza, rincón de encuentros marianos, de leyendas y de historias…
Baza, alma de gente noble, sencilla y trabajadora.
Baza, nostálgica y bella, con rincones para meditar y soñar.
Desde su sierra hasta el río, olivos, almendros, frutales y huertos son cultivados por hombres y mujeres sencillos y curtidos por el trabajo y el clima que, con miradas melancólicas, miran al cielo pidiendo a Dios lluvia y aire fresco para sus cosechas.
Matemáticos, escultores, músicos, poetas… han habitado esta tierra a lo largo de los siglos…
Yo no lo elegí pero tuve la suerte de nacer aquí.
Esta Baza se dispone a celebrar un año más su Feria y Fiestas en honor de nuestra Madre, la Santísima Virgen de la Piedad.
Sr. Alcalde del Excelentísimo Ayuntamiento de Baza y autoridades.
Queridos paisanos, paisanas y amigos todos, a los aquí presentes y a los que no han podido asistir, a pesar de que les hubiera gustado, por sus palabras de ánimo y por su apoyo, siempre incondicional. Muchas gracias.
Gracias a todos por vuestro cariño y consideración y por haber confiado en mí para encomendarme esta responsabilidad.
Hace poco más de un mes recibí la llamada de nuestro Alcalde, Pedro Fernández, comunicándome que habían decidido proponerme como pregonera de la Feria y Fiestas de Baza 2019.
Como no podía ser menos, me sentí enormemente honrada, y por qué no decirlo, un poco agobiada por la enorme responsabilidad que para mí suponía semejante encargo.
Apenas he tenido tiempo para preparar este humilde pregón pero no podía negarme, puesto que es un gran honor poder decir unas palabras al pueblo que me vio nacer, en el que crecí, donde me casé y donde nació mi hija, el pueblo al que llevo siempre dentro de mí y al que siento mío ayer, hoy y siempre.
Inmediatamente después de recibir la llamada del Alcalde, no pude sino acordarme de mis predecesores en esta tarea, todos ellos de unas cualidades y conocimientos de altísimo nivel, algunos de ellos compañeros de profesión como José Requena Paredes o Jesús Gavilán, ambos prestigiosos Magistrados, referentes en el mundo de la judicatura y la tristemente fallecida Magistrada de renombre, Raimunda de Peñafort Lorente. Y en los dos últimos años, el gran tenor Pablo Alonso y David Bastidas, artistas hasta la médula. Ante estos pregoneros y pregones, a muchos de los cuales he asistido maravillada y emocionada, no pude sino pensar “y qué puedo decir yo que ya no se haya dicho sobre Baza y de la manera en qué ha sido dicho”.
Espero estar a la altura de las circunstancias, contando con la benevolencia de todos ustedes a la hora de juzgarme como pregonera. Lo haré con el corazón, sin pretensiones poéticas, artísticas o líricas, de las que carezco, pero desde mi más absoluto respeto a Baza, a sus gentes y a su feria.
Ante todo, quiero empezar diciendo que soy BASTETANA, nací en 1.972 en el Hospital de Santiago, con la ayuda de Don Arsenio, como tantos otros bastetanos, me crié en el barrio de la Tamasca, estudié en el Colegio Ciudad de Baza y en el Instituto José de Mora, donde tuve tantos y tan buenos, no profesores, sino maestros, en el más grande sentido de la palabra, porque “Un profesor es el que enseña, un maestro es del que se aprende”. A todos ellos, desde mi primera maestra, la señorita Dª. Antoñita Muñoz, a la que tanto quiero y que tanto me quiere, hasta mi preparador de oposiciones, D. Antonio Angulo, que siempre creyó en mí, y que lamentablemente nos dejó cuando empezaba a disfrutar de un merecido descanso tras la jubilación, les doy las gracias.
Y mi agradecimiento, en particular, a mi familia, a los que ya no están, especialmente, a mis abuelos, todos ellos de origen humilde y que tanto lucharon porque sus hijos y sus nietos se formaran como personas y como profesionales, a mis abuelos paternos, José y Dolores, agricultores del cercano pueblo de Caniles pero que estuvieron íntimamente vinculados a Baza, y a mis abuelos maternos, Jesús -al que todos conocían como “Donato el Sastre”- y Pepa, bastetanos de toda la vida, que vivieron siempre en la Calle de los Dolores y disfrutaron de la feria cómo hoy disfrutamos todos nosotros.
Y a mis padres, Manolo y Mari Pepa, hoy aquí presentes, mis grandes y más queridos MAESTROS. MAESTROS CON MAYÚSCULAS, a los que debo todo lo que soy, que siempre están ahí, mis guías y referentes de vida.
Y, en general, a toda mi familia, a mi marido y a mi hija, a mi hermano, mi cuñada, mis sobrinos, a mi suegra, cuñados, tíos, primos y amigos que siempre me acompañan.
Como les decía, soy bastetana, recibí la comunión de manos de D. Juan Hernández en la Iglesia de La Mayor, asistía a la misa de niños en la Iglesia de Los Dolores, compraba pipas en el kiosco de la Plaza Mayor y comía polos de limón de los Valencianos. Me tomé las primeras cervezas en el Bar Papa y todos los años de mi infancia y juventud me desgañité gritando “qué” desde la Plaza Mayor el día 3 de diciembre.
Cuando terminé el bachiller tenía claro que mi camino eran las Letras y me decidí por la carrera de Derecho. Cada día, metida en el mundo de las leyes, reconocía mi acierto por esta decisión.
Terminé la carrera y me arriesgué a prepararme Judicatura. Con la inestimable ayuda de un magnífico Magistrado y mejor persona, Don Antonio Angulo, tuve la suerte de aprobar y en mi profesión me sentí totalmente realizada como persona.
Esta profesión, hasta no hace muchos años, estaba vetada a las mujeres pero yo tengo que decir que jamás me he sentido discriminada. Afortunadamente, las mujeres hemos avanzado mucho en los últimos años.
Las mujeres empezamos a mejorar cuando nuestras madres y nuestras abuelas lucharon y se dejaron la piel para que nosotras tuviéramos una vida mejor que la que habían tenido ellas, porque las mujeres han sido TRABAJADORAS siempre.
A lo largo de los siglos, las mujeres trabajaron en silencio, administraron la economía de sus casas, cuidaron de sus maridos y de sus familias, criaron a sus hijos y transmitieron unos valores… sin que nadie les reconociera siquiera el derecho a saber leer y escribir y si no llegaron a hacer grandes carreras universitarias como las mujeres de hoy día no es porque nosotras seamos más inteligentes sino porque a ellas nunca nadie les dio una oportunidad.
Desde aquí mi más sentido homenaje a todas nuestras antepasadas a las que tanto debemos.
Debemos luchar porque no existan discriminaciones de ningún tipo.
Todos somos iguales en derechos y obligaciones.
Erradicar la violencia de género. Que ninguna mujer pueda ser objeto de abusos, y no sólo sexuales sino en todos los derechos fundamentales.
Y esto es algo que no se soluciona con más policía sino con más EDUCACIÓN.
La violencia de género, como tantos otros problemas de esta sociedad en la que vivimos, violencia doméstica, atentados contra la libertad, discriminaciones por razón de raza, ideas u orientación sexual.., son problemas que no podemos pretender solucionar únicamente desde el ámbito judicial, sino que han de solventarse desde sus propias raíces, a través de la educación en las familias, en los colegios, de los valores que sepamos transmitir a nuestros hijos. Hemos de concienciarnos de que solo a través del sistema educativo y de la instauración de un sistema de valores que prime el respeto a la persona por encima de cualquier otra cosa, podremos resolver los gravísimos problemas a los que nos enfrentamos.
Si cuando acepté el pregón tuve dudas y nerviosismo imagínense cuando pensé que era titular de un Juzgado. En mis manos estaba administrar JUSTICIA que es sinónimo de ética, equidad y honradez.
Tengo que deciros que ser Juez no es fácil, pero me encanta lo que hago. Es una profesión que me permite aplicar los conocimientos jurídicos que adquirí en la carrera de Derecho pero en la que, al mismo tiempo, es necesario, en todo momento, tener presente que se trabaja con personas y que éstas merecen ser tratadas como tales, aunque esto a veces resulte muy difícil.
He tenido que resolver casos complicados en los que había que decidir si una persona iba varios años a prisión. He visto durante la guardia levantamientos de cadáveres de asesinatos que me han quitado el sueño varios días y después tener delante a los asesinos y resolver sobre su situación, pero nunca se puede olvidar que tenemos que aplicar la ley –los jueces nos limitamos a aplicar la ley que elabora el poder legislativo- y que enfrente tenemos personas a las que hay que tratar como tales, con responsabilidad y sentido común, aplicando la ley al supuesto concreto y teniendo en cuenta todas las circunstancias que rodean el supuesto y las personas, esto es lo bonito de esta profesión.
En los últimos tiempos, como bien sabéis, no es precisamente la figura del Juez la más valorada en la sociedad. Me duele cuando oigo que en España no hay justicia. Sí la hay, os lo aseguro. Los jueces trabajamos y mucho para que la haya, con los medios de que disponemos, que son pocos, y es fundamental para poder avanzar en un Estado Democrático de Derecho la separación de poderes y el más absoluto respeto a las decisiones judiciales.
Y como os decía, durante mis años en Granada, en Barcelona, en Guadix, en Almería, siempre he procurado llevar por bandera a mi tierra y a mi gente bastetana.
Mi marido, mi hija y mis amigos de toda la vida eran y son bastetanos aunque también presumo de tener grandes amigos, que he ido encontrando en otros lugares, algunos de los cuales están aquí hoy y a los que intento transmitir el amor que siento por este pueblo, al que no suele pasar un mes entero sin que venga a visitar y a cuya feria intento y lo he conseguido prácticamente siempre no faltar nunca. Me moriré de pena el día en que no pueda ver bajar a Cascamorras y quienes me conocen saben que es verdad.
Ante esto comprenderán ustedes que no podía menos que aceptar ser pregonera porque jamás podría negarme a hacer algo que tenga relación con este pueblo al que tanto debo y al que tanto quiero.
Me han encomendado la tarea, difícil y a la par ardua y bonita, de pregonar la feria de Baza, de mi pueblo. Pueblo del que me fui a Granada para estudiar, a los 18 años, pero al que siempre vuelvo cuando puedo y de cuya feria soy una enamorada.
La feria es lugar de encuentro de todos y todas los bastetanos y bastetanas, punto de referencia donde, los que vivís aquí y los que no tenemos esa suerte, año tras año, nos vamos encontrando, desde el día 6 de septiembre en Cascamorras hasta los fuegos artificiales del día 15.
Y es que la feria de Baza, una de las más largas de España, empieza con la Fiesta de Interés Turístico Internacional más peculiar y emocionante que se haya conocido, el Cascamorras.
Cascamorras es uno de los signos de identidad de Baza.
Juan Pedernal tuvo el privilegio de escuchar la voz cálida y celestial que clamaba Piedad, signo de compasión y misericordia, virtudes que emanan del AMOR.
Amor, virtud que distingue al ser humano. Los bastetanos podemos presumir de llevarlo a la práctica en nuestras relaciones humanas.
El amor, nacido de la Piedad, hizo que el pueblo sencillo se uniera en la hermosa misión de proteger y rebelarse para que su Piedad no saliera de Baza. Un gesto humilde y valiente que cada año conmemoramos.
Cascamorras no es sólo pintura y jolgorio, es rememorar la savia y amor propio de un pueblo que, con el máximo respeto, protege a su Virgen.
Cada redoble de tambor es una oración, cada jura de bandera es ver a hombres y mujeres postrados ante un símbolo de paz y fraternidad.
El Cascamorras es tan especial que ningún bastetano, por lejos que esté de su tierra, un día 6 de septiembre, a las seis de la tarde, no traslada su alma a las Arrodeas para recordar tan magna fiesta.
Si estás presente lo vives, si estás ausente lo sientes y las lágrimas manan del sentimiento profundo y del orgullo de ser bastetano.
A la persona que lo encarna se le adora y mima porque no es un rival. Es un hermano al que se le encomienda la imposible misión de llevarse a nuestra Virgen.
Siempre he procurado llevar la historia de Cascamorras por todos los lugares por donde he pasado. Además me siento especialmente vinculada al Cascamorras porque mi primer destino como Juez fue el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Guadix, pueblo “rival” (entre comillas), en el que tuve la oportunidad de conocer la “otra cara de la moneda” de la fiesta. Allí hay quien dice que les “robamos” a la Virgen (habrase visto). Tuve que llegar yo para explicar que la Virgen, como todo el mundo sabe, quiso quedarse en Baza y les damos la oportunidad, una vez al año, de venir a por ella. Si no lo consiguen, qué le vamos a hacer.
He de decir que en Guadix, como ahora en Almería, me sentí querida y respetada, conservo muchos amigos y amigas, entre ellos, Pepe Heras, cuyo hijo el año pasado tuvo el honor de ejercer de un inigualable Cascamorras y, como dije en mi despedida de Guadix, puedo afirmar que me siento una BASTETANA ACCITANA. Al Cascamorras en Baza se le pinta pero se le quiere. No cumple con su misión pero hermana a dos pueblos.
E igual que hermana a dos pueblos, accitano y bastetano, nos une a todos los bastetanos en la misión de que no se lleven a nuestra Virgen. Miles de personas salen a la calle y se juntan en un mismo propósito y una vez conseguido, acogemos a Cascamorras como uno más entre nosotros. Cascamorras jura bandera el día 7 arropado por los cientos de bastetanos que lo encuentran a su paso por las calles del pueblo y del recinto ferial. Cascamorras procesiona el día 8 de septiembre con la Virgen de la Piedad, hermanadas las corporaciones y la gente de uno y otro pueblo, siendo ya todos uno solo.
Baza, bajo el manto de la Virgen de la Piedad, nuestra co-patrona y a la que cientos de bastetanos acompañamos en la tarde del día 8 en su recorrido por las calles de la localidad, es un pueblo solidario, que acoge -y me siento orgullosa de ello- a todos cuantos vienen a buscar una vida mejor, que –como ya dijo mi padre en el Pregón de la Semana Santa 2008- han tenido que dejar su tierra y el cariño de los suyos porque el hambre les ha obligado a buscar el pan en otros lugares y a los que no podemos dejar abandonados a su suerte porque, después de pasar la tristeza de las pateras, se encuentran la injusticia de un salario ridículo, de vivir marginados y muchas veces rechazados.
Por mi profesión, vivo a diario esta realidad. Almería recibe cientos de inmigrantes y muchos de ellos desgraciadamente fallecen en el intento de conseguir una vida mejor. Es obligación de nuestros dirigentes regular esta situación y evitar estas tragedias y la nuestra comprender y dar cobijo, en la medida de lo posible, a estos seres humanos que no tratan sino de alcanzar lo que la vida, por lugar de nacimiento, les ha negado.
Y después de Cascamorras, empieza la feria, la FERIA con mayúsculas. Se enciende la fachada del recinto ferial y los bastetanos vivimos diez días intensos de feria, sin faltar ni mañana, ni tarde ni noche.
Mis recuerdos de la infancia se remontan a cuando la feria se instalaba en la Alameda, un lugar precioso paisajísticamente hablando y donde disfrutábamos del entorno tanto como de la feria. Ahora bien, fue un acierto el cambio de ubicación, al principio nos costó pero es lo cierto que la Alameda se había quedado pequeña y sufría con la instalación del ferial.
Y llega el día 7. Lo recuerdo con mucho cariño. ¡Por allí viene el Cascamorras! Los ecos de su tambor y el griterío de los niños que lo acompañan.
Su traje multicolor, su sonrisa permanente y su cariño son sus características. Los vivas al Cascamorras, las juras de bandera, las fotos.. ¡Qué orgullo se siente al posar con el Cascamorras! ¡Qué hermosas las miradas inocentes de los niños!.
¿Quién de nosotros, de mayores, no recuerda esto? El mundo parece contemplar esta mañana bastetana. Ya no hay problemas. Sigamos al Cascamorras.
Y llega el día ocho.
Por la mañana oración en la misa solemne en honor de nuestra Patrona.
Hombres y mujeres, niñas vestidas de gitanas y de corto los niños, reflejan el orgullo de ser andaluces. ¡Sí! Los bastetanos nos sentimos andaluces y españoles. ¡Con orgullo!.
Las sevillanas invaden las calles de Baza y no hay hueco para aquello que no sea belleza.
Mucha alegría y a comer a la feria.
Al caer la tarde, cuando el sol se pone por las Arrodeas y llega el ocaso del día, los hombres y mujeres de Baza, con su vela en la mano, se dirigen a la casa de la Madre.
Vela de cera. En esa vela cada persona lleva su vida. Sus penas y alegrías. Sus sudores y descansos. Sus enfermedades, sus enfados y sus preocupaciones.
Y todo termina en una llama que se va consumiendo poco a poco, como nuestras vidas, pero estamos contentos si todo ha servido para dar un poco de luz a nuestra Virgen a la que, en su recorrido por las calles de Baza, le pido su protección.
Horas de oración y recogimiento.
También la feria de Baza es esto.
Desde todos los barrios la gente acude a la feria, barrios los de esta noble ciudad que invitan a perderse por sus rincones.
Ningún visitante puede privarse de un paseo, una mañana de primavera, por el barrio de Santiago.
Calles estrechas y encaladas. Balcones repletos de plantas bien cuidadas. Puro sabor andaluz… Blanco y verde…
Los azucaques, en los que los rayos del sol luchan por entrar y disfrutar de su silencio y su encanto.
El Corralazo, digno del mejor corral de comedias…
El alma se engrandece. Los pensamientos vuelan como pájaros planeando.
Sientes el gran placer de escuchar el silencio, solo acompañado por el gorgoteo del agua limpia y cristalina de nuestras fuentes.
Otro día podemos trasladarnos al barrio de San Juan, subiendo por las Carnicerías, balcones de palo, Plaza de los Moriscos, Calle Cáliz, Chorrillo…
Allí sentimos la añoranza de nuestro pasado.
Baza, árabe y cristiana.
Terminamos paseando por la Alameda, escuchando el trino de los ruiseñores.
¿Quien no disfruta viendo nuestros baños árabes, artesonado de la Iglesia de Santiago, Iglesia Mayor, San Juan, la Merced, los camarines majestuosos de La Piedad y Los Dolores, Museo Arqueológico, donde podemos encontrar los restos de nuestro pasado, entre ellos la copia de nuestra querida Dama, y disfrutar del magnífico patio en que nos encontramos, Palacio de los Enríquez, los distintos barrios típicos encalados y llenos de macetas, viviendo el atardecer con el sonido del agua en sus diferentes caños…?
Baza cultural de la que nos sentimos orgullosos.
Del nueve al quince, tiempo para diversos elencos lúdicos, deportivos y culturales.
Niños y mayores tienen la ocasión de demostrar sus habilidades en campeonatos de ajedrez, petanca, tractoristas, tirada al plato, juegos de mesa…
En Baza tenemos la suerte de contar con varias compañías de teatro amateur, que nada tienen que envidiar a las profesionales, así como coros que, en la feria, demuestran sus cualidades interpretativas para deleite de todos; espectáculos de cante y baile… Todo eso acompañado por los incomparables pinchitos y platos típicos bastetanos.
El día doce no puede faltar nuestra corrida de toros para disfrute de los aficionados.
Y nuestras fiestas acaban el día quince con el castillo de fuegos artificiales.
Noche de ilusión y fuerza vital que se manifiesta en un magnífico castillo que en la última noche ilumina el cielo bastetano. Miradas al cielo lleno de color y sonido. Cada explosión es un ¡Ooooh! y esas lágrimas de luces nos anuncian que nuestra feria se acaba.
El cohete gordo deja paso al otoño, es el anuncio de la vuelta a casa para empezar una nueva era de trabajo y quehaceres diarios.
Con el final del castillo quedamos emplazados para una próxima feria.
Baza es una ciudad acogedora. Ha habido reformas en las últimas décadas muy acertadas. Los espacios verdes han crecido, plazas, parques y edificios han sido rehabilitados -me emocioné visitando el Teatro Dengra restaurado, lugar donde tan buenos ratos pasé en mi niñez- pero la crisis económica y otras circunstancias han hecho mella en la economía de nuestra tierra.
El comercio, fuente de ingresos en tiempos pasados, sufre hoy una crisis preocupante y el paro aún más.
Debemos favorecer el consumo de productos bastetanos y acudir a nuestras tiendas, a nuestro mercado, a nuestros bares y restaurantes, contratar a nuestros artesanos y profesionales.
Necesitamos ser más exigentes con los poderes públicos para lograr más inversiones. Las entidades públicas deben colaborar con los ciudadanos para crear pequeñas y medianas empresas, facilitando licencias, reduciendo tasas fiscales, organizando cursos de formación, concediendo créditos…
Y los ausentes, cada uno en nuestro puesto de trabajo, sea donde sea, debemos ser la voz que dé a conocer las cualidades de esta ciudad a fin de atraer visitantes que conozcan nuestros monumentos, nuestra gastronomía, nuestra cultura.
No debemos olvidarnos nunca de nuestras raíces, de nuestros orígenes bastetanos, debemos estar orgullosos de nuestro pueblo, de nuestras familias, de nuestros amigos, llevar siempre con nosotros el Cascamorras, el Baza qué, la Virgen de la Piedad, la feria de Baza.
Y colaborar, en la medida de nuestras posibilidades, a que Baza sea conocida. Contribuyamos a su progreso y llevemos siempre con orgullo el nombre de Baza allí donde nos encontremos.
Baza no se puede dormir y mucho menos morir. Baza está viva. Aprovechemos todo lo que tenemos, que es mucho y hagamos de ella la ciudad que soñamos.
Muchas gracias, buenas noches y FELICES FIESTAS.