Autor: Juan Antonio Díaz Sánchez (Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino)
Uno de los espacios escénicos más grandes e impresionantes de toda la provincia de Granada, concretamente el segundo, y, por supuesto, uno de los más emblemáticos por su historia, memoria y vida.
Las obras de su construcción, se iniciaron durante la feliz década de los Años 20 del siglo pasado, en los terrenos donde se ubicaba el huerto del antiguo convento de frailes dominicos de Santa Bárbara, el cual fue desamortizado en 1836 mediante el proceso llevado a cabo por Don Juan Álvarez de Mendizábal. Este teatro es obra del célebre arquitecto granadino Fernando Wilhelmi, que lo concibió al más puro estilo neoclásico pero sin grandes ostentaciones ni alharacas, siendo su acceso principal por uno de los laterales del impresionante claustro manierista cuadrangular del antiguo convento que la Orden de Predicadores poseía en la ciudad. Siguiendo la costumbre de la época y la tónica dominante en la misma, sus dueños y promotores fueron particulares: Luciano Dengra Gómez y su esposa Bonifacia García Sorroche.
El día de su inauguración, 4 de diciembre de 1930 –jueves para más señas y festividad de la patrona de Baza, Santa Bárbara−, los bastetanos de la época, es decir, la generación de mis bisabuelos, pudieron disfrutar de la popular zarzuela “La rosa del azafrán”. Como también fue cine, sabemos que la primera película que allí se proyectó, una semana después de la apertura de sus puertas, fue “Los pecados de los padres”.
Dicho teatro ha permanecido en manos privadas hasta finales del s. XX, concretamente hasta 1998, año en que fue adquirido por el ayuntamiento de la ciudad y su titularidad pasó a ser pública. Sin embargo, debido a su mal estado de conservación y a que ya contaba con setenta años, en los albores del nuevo milenio hubo de cerrar sus puertas, iniciándose así la gestación de una idea de recuperación que, posteriormente, dio lugar a un gran proyecto de restauración bajo la dirección del célebre arquitecto bastetano Antonio J. Trujillo Miranda y, finalmente, a su reinauguración o puesta de largo el sábado 11 de mayo de 2019. Algo más de quince años han sido lo que sus puertas han permanecido cerradas, poco más de un año ha bastado para ejecutar un magnífico proyecto que ha dado lugar a un más que satisfactorio e inconmensurable resultado. La ópera española “Marina”, representada e interpretada por la Compañía Teatral Clásicos de la Lírica y protagonizada por el tenor bastetano Pablo Alonso Gallardo, fue la obra elegida para hacer reverberar los incólumes muros del teatro y deslumbrar al público asistente hasta conseguirlo emocionar.
Un impresionante edificio de más de 2.100 m2, que ha sido totalmente restaurado y recuperado en una sola fase, con un presupuesto de 2’5 millones de euros, siendo financiado el 80% con fondos FEDER y el 20% restante con fondos municipales. Sin lugar a dudas, una más que considerable inversión que se ha conseguido para Baza y ejecutado en la ciudad, dando lugar a que este mítico y emblemático Teatro Dengra haya vuelto a abrir sus puertas, erigiéndose de nuevo como una de las señas de identidad más propias de la ciudad de la Dama. Por consiguiente, quiero expresar mi más sincera enhorabuena, en general, a la ciudad de Baza y a todos los bastetanos y bastetanas, a la corporación municipal y al Sr. Alcalde, Pedro Fernández Peañalver. Pero me voy a permitir la licencia –nobleza, amistad, justicia y veteranía, obligan− de dar públicamente las gracias y la enhorabuena a Gemma Pérez Castaño, concejala de Patrimonio del Excmo. Ayuntamiento de Baza y, para mí, lo más importante, mi amiga. “Sólo aquellos que lo probaron, lo saben.” Aunque el genial Lope de Vega se refiriera al amor en este conocido soneto, he querido parafrasearlo porque sólo aquellos que hemos investigado la historia de nuestra ciudad, la historia de nuestra cultura andaluza, la historia de la Bastitania, es decir, nuestra historia lo sabemos.
Por último, sólo me resta recurrir a la memoria, puesto que a la historia ya lo he hecho, y acordarme de la primera vez que yo estuve en el antiguo Teatro Dengra, no se me podrá olvidar, porque fue el 11 de septiembre de 2001. Recuerdo perfectamente que en esa mañana tuvimos noticia de los terribles atentados terroristas que padeció la ciudad de New York y, por la tarde-noche, se guardó un minuto de silencio en señal de duelo y respeto por los terribles sucesos acaecidos en EE.UU. Fueron algunos los espectáculos que yo pude ver allí: obras de teatro, actuación del grupo municipal de Coros y Danzas de Baza, conciertos de la O.L.E. “Velasco Villegas” y la última edición de los carnavales bastetanos, cuando por aquellos años, en Baza se mantenía activa la iniciativa de formar chirigotas y coros carnavalescos. A diferencia de mi abuelo, octogenario ya, yo nunca llegué a ver una película en el Dengra cuando también era cine; la primera vez que yo estuve en el cine fue en el IDEAL de Baza. Mi abuelo me habla de la primera película que vio él allí, en el invierno de 1956, lo recuerda perfectamente, como si fuera ayer mismo, “Los Diez Mandamientos” de Charlton Heston. Pasados ya algo más de quince años del cierre definitivo de sus puertas, el Teatro Dengra de Baza levanta de nuevo el telón: ¡qué comience la función!