Por Lola Fernández
Un año nuevo y más de lo mismo, por desgracia. Después de dos años de pandemia por Covid-19, parece que no hayamos aprendido demasiado. Resulta que vamos ya por la sexta ola, con una cepa que contagia más que las anteriores, que sigue matando con cifras de vértigo, y ya se empieza a hablar de que esto va a ser como una gripe. O sea, estamos como al principio, que no se hacía caso de las noticias que llegaban de China, porque era algo como la gripe. Después de 324 millones de infectados y 5,53 millones de fallecidos a nivel mundial, a día de hoy, resulta que no hemos aprendido nada y esto es como una vulgar gripe; que no hay que preocuparse demasiado, porque con la vacuna y las mascarillas prácticamente ya podemos vivir sin miedos. Bueno, pues a ver si es verdad, pero esas palabras proceden de los políticos, y no coinciden para nada con las de los científicos y el personal sanitario. Yo no sé ustedes de quiénes se fían más, pero yo tengo muy claro de parte de quién estoy, y a quién le haré caso principalmente.
Un año nuevo, y más de lo mismo, por desgracia. Los políticos a lo suyo, pensando sencillamente en las elecciones, inmersos en un pozo sin fondo de mentiras y contradicciones; y la ciudadanía sin ponerlos en su sitio cuando llega el momento en que se puede, que es simple y llanamente a la hora de acudir a las urnas. No sé qué pasa, o sencillamente no entiendo nada de nada, pero la gente sigue quejándose de todo, cuando no sirve (las conversaciones de pasillo, que yo les llamo, tan estériles como inútiles); y, sin embargo, cuando llega la oportunidad de pronunciarse y expresar esas quejas, nada hace, y todo sigue igual. Para eso, que dejen todos de quejarse y dar la tabarra, y que no sea tal incongruencia los resultados electorales una y otra vez. En este país se vive de sondeos, encuestas, estadísticas fabricadas a gusto del personal que las paga, y los de a pie parece que se contentan con asimilarlos y hacerlos suyos. Se supone que la gente tiene el poder, que es tanto como decir que la soberanía es del pueblo. Pero no sé, a veces pienso que se trata más bien de la más soberana tontería, que de cualquier otro tipo de soberanía. O eso, o que somos masoquistas y nos gusta que nos hagan sufrir con políticas contrarias al bienestar general. Todo más caro, y sólo voy a poner el ejemplo de la electricidad, con auténticos sablazos en veranos calurosos cual infierno, e inviernos fríos como los de Siberia. Y que yo sepa los sueldos son los mismos, porque los únicos que suben son los de los privilegiados que tienen poco que pagar, porque todo se lo pagamos nosotros.
Así que un año nuevo, y más de lo mismo, por desgracia. Solamente queda felicitarnos por estar vivos, y confiar en que la pandemia dejará de ser esto que no nos deja vivir la realidad tal cual lo hacíamos antes de su aparición. Desear que la vacuna llegue a todos los confines de este mundo, con tanta desigualdad en todos los aspectos. Y que los políticos sean de verdad nuestros representantes y sean coherentes con lo que prometen para ser elegidos, trabajando para que todos y todas vivamos cada día mejor, que de eso se trata lo del bienestar general.