Autor: Juan Antonio Díaz Sánchez, Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino
El pasado miércoles, 9 de noviembre de 2022, será una fecha para recordar en los anales de la historia de Baza y su preciosa comarca. Como de todos los amables lectores de este medio de comunicación es sabido, ese día, tuvo lugar la inauguración oficial del primer tramo de la línea eléctrica de 400Kv: Caparacena−Baza−La Ribina, y de la subestación de Baza. Por descontado, yo no voy a entrar a valorar este hecho desde un punto de vista técnico, entre otras muchas cosas, porque no sabría hacerlo. Lo único que puedo decir al respecto es que toda inversión, que traiga progreso y desarrollo a nuestras comarcas –tan olvidadas y, en algunas ocasiones, hasta maltratadas por las distintas administraciones públicas−, eso sí, con una debida ordenación del territorio que sea lógica, coherente y justa, cuya planificación territorial sea la mejor posible para todos, me parece una estupenda noticia para nuestra tierra.
Dicho acto de inauguración estuvo protagonizado por Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno de la Nación, y por Juanma Moreno Bonilla, Presidente de la Junta de Andalucía; amén de las principales autoridades civiles de la Comunidad Autónoma como es el Delegado del Gobierno en Andalucía, el bastetano, Pedro Fernández Peñalver; y provinciales, como son la Subdelegada del Gobierno en Granada, Inmaculada Oria, y el Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Granada, José Entrena. El alcalde de Baza, Manuel gavilán, quien ejerció de laureado anfitrión; el alcalde de Granada, Francisco Cuenca; y demás alcaldes y alcaldesas de la comarca de Baza, además del Presidente de su Mancomunidad de Municipios, Olivié Sánchez. Sin pudor alguno, como ciudadano lo digo, me produce una gran satisfacción que, grandes inversiones en infraestructuras, contribuyan al desarrollo de esta tierra, fruto de una voluntad política inequívoca del Gobierno de la Nación y de la leal colaboración institucional de las distintas administraciones autonómicas, provinciales, comarcales y locales. Aquí tenemos un claro ejemplo de aquello que se decía antaño: “cuando todos remamos en la misma dirección, todos salimos ganando.”
Pero claro, como reza el viejo refrán castellano, “no puede durar mucho la alegría en la casa del pobre.” Esto lo digo porque, cuando la A.L. del PSOE de Baza, unos días antes de esta inauguración, anunció que Pedro Sánchez, en su también calidad de S.G.F. del PSOE, iba a participar en un acto público con simpatizantes y militantes en el Teatro Dengra de Baza, la polémica estuvo servida.
Antes de entrar a comentar esta acontecimiento, me gustaría poner de manifiesto que ésta ha sido la primera vez, en 47 años de democracia, que un Presidente del Gobierno visita Baza como tal, me parece, en mi opinión, un hecho lo suficientemente relevante como para ser tratado en las páginas de la historia de Baza y su comarca. Por supuesto, sería de necios el no saber apreciar esto pero su conjura puede llegar a tal extremo, que algunas personas, cegadas por su fanatismo ideológico, no sean capaces de discernir la importancia del hecho en sí, y del momento social y político en que se produce.
En muchas ocasiones, como socialista –adscrito a la corriente de pensamiento del Socialismo Católico, representado por Cristianos Socialistas del PSOE−, he manifestado públicamente mis discrepancias o divergencias con muchas de las actitudes políticas que, en varias materias, está llevando a cabo el Gobierno de la Nación que preside Pedro Sánchez. Si recurrimos a la hemeroteca, se pueden leer. No voy a cambiar de opinión ni a retractarme de lo dicho en su momento. Tampoco nadie me lo ha pedido, por una sencilla razón, porque una de las esencias del PSOE que es compartida también por el principal partido de la oposición, el PP, es que dentro de sus filas, no impera el pensamiento único, es decir, que sus militantes y simpatizantes podemos expresarnos libremente: con unas cosas estaremos de acuerdo, con otras no; con unas se llegará a consenso, con otras se mantendrá el disenso. Esto a lo que me estoy refiriendo es una parte esencial de la cultura democrática que, al menos, poseen los dos grandes partidos políticos mayoritarios. Por el contrario, aquellos que se sitúan a uno u otro extremo, normalmente no pueden presumir de ejercer esta libertad de pensamiento.
Ahora bien, dicho todo esto, quiero lamentar públicamente aquello que he percibido, sobre todo, mediante rr.ss. y de muchas de las personas que expresan su opinión a través de ellas. Desde que se tuvo la primera noticia sobre la posibilidad de que Pedro Sánchez viniera a Baza, en primer lugar, como Presidente del Gobierno de la Nación, a inaugurar la subestación eléctrica de Baza; y, aprovechando dicho momento, en su calidad de S.G.F. del PSOE, mantener un encuentro con los socialistas de Baza y de las comarcas vecinas y provincias limítrofes. Pues desde que se tuvo noticia de esto, las rr.ss. se han convertido, más aún si cabe, en un vomitorio de odio, insultos, descalificaciones, amedrentamiento, coacción…, en definitiva, un auténtico estercolero donde se han vertido execrables insultos, argumentos cargados de demagogia, lecciones espurias e, incluso, gurúes pontificando estulticias por doquier. En realidad, nada nuevo descubro si digo que esto, por desgracia, es “el pan nuestro de cada día.”
Bajo mi punto de vista, evitar esto es muy sencillo siempre que se tenga voluntad y, con el permiso de ustedes amables lectores, lo voy a explicar alto, claro, sencillo, breve, conciso y en primera persona: si se celebra en Baza un acto político, al cual a mí no me interese acudir o con cuya ideología no comulgue, con no asistir es más que suficiente. Todas las personas tenemos derecho a expresar nuestras opiniones: ¡faltaría más! Pero una cosa es manifestarlas pública y respetuosamente sobre un determinado acontecimiento, en este caso que nos ocupa, político, y otra muy distinta es insultar y coaccionar, destilando odio, hacia aquellas personas que sí comulgan con las ideas políticas que se están manifestando en el mismo.
A mí me parece estupendo que cada partido político celebre cuantos eventos públicos, encuentros con sus militantes y simpatizantes, o mítines quiera celebrar, en mi opinión, cuantos más, mejor; y cuantas más veces vengan a Baza sus máximos dirigentes, mucho mejor podrán conocer nuestra tierra con sus excelencias y sus carencias. Así que jamás leerán en mis perfiles de rr.ss. quejas mías por eso; ni mucho menos, insultos hacia el dirigente político en cuestión, al partido en concreto o a las personas que, libre y voluntariamente, asisten a dicho evento. Estas cuestiones a las cuales estoy haciendo mención se basan en unos valores muy concretos: respeto, tolerancia, humanidad, pluralidad y diversidad de pensamiento, humildad y, sobre todo, educación. Estoy absolutamente convencido que el más de medio millar de personas, que nos encontrábamos en el interior del Teatro Dengra, no merecemos el insulto de nadie por haber aceptado la invitación del PSOE para acompañar a sus dirigentes en este acto público celebrado en uno de los más señeros lugares de la ciudad de la Dama.
En conclusión, que cada persona vaya a donde quiera, piense como quiera y comulgue con las ideas políticas que quiera o con ningunas, me da igual, únicamente pido respeto y tolerancia. No creo que sea tan difícil pero, debido a la epicúrea y hedonista sociedad en la cual vivimos, sí pienso que sea mucho pedir. Por último, a título personal, quiero expresar públicamente mi agradecimiento a Pedro Fernández Peñalver por haberme invitado a dicho acto personalmente, como lo hizo; también agradecer a las A.L. del PSOE de Caniles y Baza, por haber tenido la deferencia de invitarme junto a mi familia. En fin, que el espíritu democrático de la Transición, que tuvieron nuestros padres y abuelos, vuelva a predominar mayoritariamente en nuestra sociedad, después de haber transcurrido casi medio siglo. “Mostrad aprecio a todos, amad a los hermanos, honrad a Dios, respetad al jefe del Estado.” (1Pe 2,17) A lo que me tomo la licencia de añadir: “…El que quiera entender, que entienda.” (Mt 19,12)