Por Lola Fernández Burgos
Creo que estaremos de acuerdo en que como ciudadanía nos merecemos algo mejor. Con independencia de la ideología de cada quién, no es difícil concordar acerca de que no es de recibo estos tiempos que vivimos. Políticamente es casi demencial que estemos hablando de cuatro elecciones en cuatro años, máxime cuando nuestro país necesita urgentemente renovarse, reinventarse casi, después de una crisis económica brutal por sus consecuencias entre los más débiles de la sociedad, aún no recuperados. Es increíble comprobar la irresponsabilidad de los dirigentes políticos de los diferentes partidos, tanto como la de los poderes fácticos, aquellos que mueven los hilos del cotarro; porque tanto unos como otros están demostrando una incapacidad vergonzosa y una desvergüenza temeraria. Parecieran kamikazes de la historia presente, si no fuera porque ellos nos estrellan, pero sin ser suicidas. Al contrario, cuando hacen lo que están haciendo, es simple y llanamente porque les interesa; con independencia de los nefastos resultados a nivel político, social y económico. Parecemos ser invisibles para ellos, pero es más que evidente que mueven sus resortes apoyándose en nosotros, pues mal que les pese nos necesitan, aunque el desprecio hacia nuestras necesidades es escandaloso. ¿Para qué nos llaman a las urnas, si no hacen caso de lo que hablamos en ellas, sólo porque no es lo que esperaban escuchar? Esto no tiene ningún sentido, pero desde luego es absolutamente injusto y no podemos sino sentir que nos merecemos algo muchísimo mejor.
Se podría decir que todavía somos una planta viva con bellas flores, aunque empezamos a secarnos y, si nada cambia, podríamos ser irrecuperables. Sin embargo, son muy malos tiempos para la lírica, y no sólo para ella, sino para todo. Porque si las riendas de España se llevan provisionalmente y en modo en espera, no digamos nada de las interrelaciones sociales, de las realidades y sueños de la juventud, de la continua violencia de género que crece y asesina exponencialmente, del suicidio como salida para tanta desesperanza, de esas manadas que crecieron viendo pornografía y ahora juegan a protagonizar sus propias películas de violaciones y vejaciones en grupo, etcétera. Conocer la realidad nuestra de cada día es para estómagos fuertes que no sienten náuseas ante tanta noticia, a cuál más terrible. Mientras los que se supone deberían estar peleando por el bienestar social, se dedican a no hacer otra cosa que no sea inventar mentiras y pronunciar promesas falsas, aquí en nuestra maltratada España se asesina a mujeres y a sus hijos, se suicidan con muchos más muertos al año que los resultantes de los accidentes de tráfico, se viola a las mujeres entre pandillas de asquerosos que se sienten hombres con ello, se pasa hambre y frío, se malvive sin futuro, se duerme en las calles con miedo a ser agredidos por quienes tienen techo y comida, y así podría seguir enunciando un inventario de horrores que sólo son los síntomas de una sociedad no ya sólo enferma, sino, además de todo, abandonada a su (mala) suerte, y sin visos de que alguien vaya a coger el timón y encauzar tanto desvarío. Así que ya me dirán si no nos merecemos algo mejor…