Por Lola Fernández Burgos
Qué cosas, resulta que llevamos no se sabe ya ni cuantos meses, que son años, en perpetua campaña electoral, en lugar de que se trabaje por el país; pero ya es rizar el rizo que, en menos de un mes, tengamos dos citas con las urnas. Porque es que después de elecciones generales, ahora nos llegan las locales y las europeas; y en Andalucía nos hemos librado de las autonómicas, porque ya las tuvimos hace nada, pero en casi todas las CC. AA. tocan también. Bueno, lo positivo es que es la hora de la ciudadanía, que seguramente hace tiempo descubrimos el poder de nuestros votos. No es ninguna tontería y hay que tener muy claro que votar es indispensable en estos tiempos tan difíciles. Tiempos en los que por fin algunos partidos han tenido que quitarse las caretas y dejar de llamarse de centro, toda vez que en nuestra misma Comunidad han posibilitado el gobierno de la derecha, en connivencia con la ultraderecha. Después de eso es muy difícil presumir de haber llegado para acabar con lo malo, cuando se apoyan en lo peor. Ahora resulta que ya no hay bipartidismo, pero las derechas se han escindido en tres partidos, que no dudan en sumar con tal de evitar que las izquierdas estén en el poder. Lo malo es que mientras aquellas están muy por la labor de unirse, estas, las izquierdas, están bastante más desunidas. Creo que al final van a tener que comprender que, o se unen, o siempre se quedarán en la oposición; que es tanto como decir que serán estériles a la hora de abrir caminos. Y el caso es que en este momento de nuestra historia a nivel sociedad, es importantísima la apertura no ya sólo de caminos, sino de puertas y ventanas.
Cuando se intenta acabar con la difícil conquista de derechos civiles a todos los niveles, es esencial no sólo contener la involución, sino continuar con la evolución y acelerar en la progresión. Dado que la aritmética puede ser más decisiva que la materia a impartir, hay que dejar las veleidades aparte, las enemistades fuera, y ahondar en los espacios comunes, achicando las posibles diferencias y distancias. Ya que hay partidos que presumen de ser liberales, pensando muchos que eso es signo de progreso y de libertad, y olvidando que lo único que desean es estar libres para beneficiar al poderoso e ignorar al más débil; no es el momento de nimiedades que impidan que la izquierda sea eso, un freno para cualquier tentación de ir hacia atrás. Aunque todo tiene su importancia, las fórmulas elegidas no han de ser un obstáculo para sumar; porque hay demasiado buitre esperando su momento, y, o se encaran los problemas de frente, o tendremos unos años peores que malos a partir de ahora. Es muy peligroso para la democracia que las fuerzas antidemocráticas, anticonstitucionales, antiautonómicas, y anti cualquier cosa relativa al progreso social, cojan poder. Fuerzas demagógicas que mienten más que hablan, y cuya aceptación tiene su caldo de cultivo en el desengaño y el cabreo de tanta gente desencantada tras la terrible crisis económica; la misma que se ha cebado con los más débiles, acabando con una clase media generalizada antes de dicha crisis, a fuerza de potenciar los privilegios de los poderosos. Lo peor es que el poder de estos se ha obtenido a base de abusos, corrupción y guardarse las espaldas los unos a los otros, entre quienes han subido a base de pisar a los demás. No puede uno descuidarse y hay que tener muy presente que hemos de acudir a votar, porque poco más nos dejan hacer, y, por fortuna, es mucho. Así que no ignoremos las citas con las urnas: Europa marca el camino a seguir los países que la conforman, y los Ayuntamientos dibujan los pueblos y ciudades del futuro. Junto a las autonomías y España en su conjunto, son los ejes y coordenadas que diseñan lo que podemos y no podemos hacer; lo cual, convendremos todos, es para tomarlo muy en serio.