Por Lola Fernández Burgos
Estamos de estreno, como cada mes de enero: se nos va un año, y empezamos otro nuevo. Y ello siempre conlleva, lo sabemos muy bien, que nos hacemos mil planes y más propósitos de enmienda. No es nada negativo, antes al contrario; y si el tránsito de un año a otro es una ocasión para ello, bienvenida sea. Entre los objetivos a cumplir, todo un clásico es cuidarnos físicamente y soltar el lastre que invariablemente se nos pega al cuerpo durante las navidades, fiestas gastronómicas donde las haya: porque mira que se come y que se bebe en estos días, madre mía… Y para perder el exceso de peso, nada mejor que pasear: caminar por nuestra Baza querida es la oportunidad de disfrutarla, a la vez que practicamos saludables conductas. Y ello es lo que he hecho desde que regresé a nuestra ciudad, acabada ya la Navidad. Aunque lo cierto es que los paseos y las caminatas me han sido más útiles para la tarea de soltar gramos, porque curiosamente se engordan kilos, pero se adelgazan gramos, que para el deseo de deleite para los sentidos.
Les hablé en otra ocasión de lo poco apropiado que me parece gastar un montón de dinero en una rotonda, que puede estar bellísima sin necesidad de demasiado desembolso económico, máxime en tiempos en que el dinero de todos es más adecuado invertirlo en los más necesitados, que ahí están. Bueno, el caso es que esa rotonda en la avenida de Murcia, se estrenó después de meses de trabajar en ella, aún no sé para qué se necesitaba tanto tiempo. Al final es una fea fuente que casi nunca tiene agua, unas plantas secas, un césped mal cuidado que da un aspecto pésimo al conjunto, un escoramiento raro; y la coronación de todo, el escudo del Ayuntamiento, que ni siquiera de Baza, como una guinda que certifica la autoría de semejante proyecto. Pero es que lo peor no es la rotonda, que ya es difícil superar ese desaguisado. Es que se inauguró completada con el paseo frente a ella, que se suponía iba a ser poco menos que un vergel, camino de la residencia municipal de mayores al fondo. Y ay, ha sido pasear por el lugar y sentir una tristeza cuasi infinita.
No es de recibo, y lo digo desde aquí por si llegara a oídos del responsable del mantenimiento del lugar, que se invierta un importante pellizco de los presupuestos municipales para embellecer urbanísticamente Baza, y que a poquísimo tiempo de estrenar rotonda y paseo, la dejadez sea la tónica dominante. El estado del paseo es que es para llorar directamente: riego por goteo que no debe de haber conocido qué es eso del agua; plantas completamente secas, albero que eso no es albero ni es nada, lleno de malas hierbas, que parecen ser la únicas que han recibido riego, por su proliferación, etcétera. De verdad, es triste, pero sobre todo es indignante. Si se gastan los dineros, que sea para embellecer nuestra ciudad, no para semejante abandono recién estrenado. Que es que además no hay excusa ninguna: si se contrataron tantos trabajadores, porque fueron muchos, para realizar semejante obra pía, qué menos que tener un par de ellos para mantenimiento de jardines. Vamos, digo yo desde mi ignorancia, que todo puede ser que no me entere, y haya algún motivo razonable para tirar así el dinero de todos, y hacerlo además a la vista de todos. En fin, que desde aquí ruego a los responsables, que hagan el favor de arreglar el lugar, porque es que es una pena, de verdad.