Por Lola Fernández Burgos
Hay cosas de Baza que me duelen, y que no las entiendo; porque creo firmemente que no son de recibo ni tendrían que ser así, con sólo que quien puede cambiarlas sintiera amor verdadero por nuestra ciudad. Pasear por las calles y plazas, por los barrios bastetanos, es sentir más veces de las necesarias una pena por el abandono en que están demasiados lugares. Tengo la sensación de que se limitan a cumplir el trámite de dedicar ciertas ayudas externas a un lavado de cara de algunos elementos cada año, pero poco más. No veo un proyecto de ciudad que implique y enamore a la ciudadanía; que más bien anda bastante mosqueada por muchos detalles que le hacen pensar que todo va a peor, en lugar de mejorar, como sería lo lógico. Un alicatado aquí, unos detalles sobre el Cascamorras allí, y poco más; de verdad, es desalentador amar Baza y sentir que está muy poco cuidada y mimada como se merece. Porque ya me dirán si es de recibo cómo se encuentran algunas calles tan céntricas y transitadas como la Calle Zapatería. Arrancando de la Calle de los Dolores y ascendiendo hasta la Plaza de San Juan, está ubicada en un lugar privilegiado y que conecta en unos minutos barrios distantes con el centro al que pertenece. Desde que tengo memoria, guardo recuerdos de una calle bulliciosa y comercial, a uno y otro lado. Sin aceras, porque pertenece al entramado de estrechos callejones propios de la arquitectura árabe que habla de nuestro rico pasado histórico, no es sólo protagonista de importantes eventos de la historia de Baza, sino que siempre estuvo llena de vida y comercios, teniendo a la Plaza Antigua de Abastos como reina de los negocios y tiendas en ella presentes. Me recuerdo andando por ella entre frutas, calzado, joyas, barbería, bares, churrería, ropas y complementos. Y llegando en un plis plas a la Plaza Mayor por el Arco de la Magdalena o por el Mercado de Abastos; o a la Iglesia de la Merced y las Balconadas de Palo; o subir a la Alcazaba o seguir para la Cava Alta por la calle Boliche con su molino; o por las Antiguas Carnicerías salir a la Plaza de la Cruz Verde, que era mucho más bonita y personal antes de su aséptica reforma…
Es una calle que no se merece ni mucho menos estar tan sucia, fea y abandonada; pasar por ella es sentir una terrible sensación de decadencia y desolación. Espero y deseo muy de verdad que ahora que están con la reforma de la Plaza de Abastos, cuyas obras han llevado algo de vida de nuevo al lugar, aunque con las consabidas molestias de toda obra, no se les olvide arreglar el entorno, que buena falta le hace. Porque ya no es sólo la calle Zapatería; es también la de Tenerías, con su fuente y el Molino; la de Audiencia; la Boliche, y todo lo que circunda esta verdadera arteria urbana; absolutamente dejada de la mano de Dios, a pesar de conectar con la Mayor, con la Merced y con San Juan, importantes templos bastetanos. Porque hacer ciudad no sólo es pensar en el futuro, sino respetar nuestro pasado, y para ello nada mejor que cuidar lo que tenemos y no dejar que se muera triste y abandonado. Si los planes de urbanismo no permiten cualquier tipo de reforma en la zona, por pertenecer al casco histórico y tener una protección especial, qué menos que arreglarlo si sus propietarios no lo hacen, y después pasarles la factura. Todo menos dejar que se muera ante nuestros ojos, porque basta darse un paseo por nuestra amada calle Zapatería para comprobar que no se puede permitir su estado actual, y estoy segura de que estarán de acuerdo conmigo.