Por Juan António Díaz Sánchez.
E. “¿Quién mató al Comendador?
M. ¡Fuente Ovejuna lo hizo!
E. Perro, ¿si te martirizo?
M. Aunque me matéis, señor.
E. Confiesa, ladrón.
M. Confieso
E. Pues ¿quién fue?
M. ¡Fuente Ovejuna!
Con este fragmento de la famosa y archiconocida obra Fuente Ovejuna del célebre escritor barroco, Félix Lope de Vega y Carpio, se nos pone de manifiesto –siguiendo un viejo manual de Historia de la Literatura Española‒ que “la originalidad de la obra reside en la creación de un personaje colectivo que es el pueblo, el cual acaba con la injusticia ejercida e infringida por el comendador Fernán Gómez por medio de la rebelión y el tiranicidio.”
Sin lugar a dudas, no es gratuito que hayamos escogido este conocido y, a la vez, reconocido fragmento de Fuente Ovejuna porque, como muy bien refleja en el mismo su autor, se hace patente la filosofía recogida en el refrán “la unión hace la fuerza” y se pone de manifiesto muy claramente en dicha obra de teatro.
El caso de Fuente Ovejuna era ficticio, producto de la imaginación y el gran talento literario que poesía su autor, pero bien podríamos tomar ejemplo en cualquier lugar de la España Vacía cuando, en la actualidad, una conocida empresa de energía eléctrica pretende ejercer la tiranía sobre una villa, en esta ocasión: Caniles; encarnando el papel de “Comendador” dicha empresa energética. Aunque el celebérrimo Lope de Vega escribió Fuente Ovejuna durante la primera década del s. XVII, también llamado Siglo de Oro, la filosofía y enseñanzas recogidas en dicho drama llegan hasta nuestros días, y son perfectamente aplicables a muchos casos concretos como el que vamos a explicar a continuación. Por esta razón, esta obra en particular y la denominada Literatura Española del Siglo de Oro en general son consideradas como clásicas. Y como pasa con todos los clásicos, además de conocerlos, hay que leerlos y así disfrutarlos, porque las enseñanzas que albergan en sus entrañas fueron tan útiles a la sociedad de la época en que fueron escritos, como lo son ahora.
No ha mucho tiempo que ha salido publicada en el BOE la solicitud para que el Gobierno de la Nación, es decir, el Estado declare como bien de interés público unos terrenos sitos en el término municipal de Caniles (Fuente Ovejuna). Éstos constituyen un determinado número de hectáreas de tierras de labor, cuya mayoría se encuentran en plena producción, siendo el olivar el cultivo mayoritario –según han declarado los propietarios afectados a diversos medios de comunicación‒, y que una empresa energética eléctrica, que bien pudiera encarnar el personaje del “nuevo Comendador”, pretende expropiar a dichos agricultores, a pesar de la negativa de la mayoría de los propietarios que, a su vez, son los explotadores y trabajadores de estas fincas. Estando éstas dedicadas al cultivo del olivar, desde hace varias generaciones, produciendo unas magníficas aceitunas que generan un aceite virgen y virgen extra de excelentísima calidad. Incluso, algunas de las fincas, que son susceptibles de ser expropiadas, están cultivadas en modo ecológico. De esta forma, estas tierras se convierten en el principal y, en su mayoría, único sustento y modo de vida de las familias propietarias de dichos terrenos.
De seguir el “nuevo Comendador” adelante con sus planes, los perjuicios para los agricultores canileros afectados serán mucho mayores que los beneficios (si es que los pudiera tener). Y, si nadie lo remedia, todo esto se hará con el plácet y la connivencia del gobierno/gobiernos de turno, que son incapaces de plantarle cara y hacerle frente al “nuevo Comendador”, para así defender los intereses de los pequeños agricultores minifundistas, que, en este caso, a través del cultivo del olivar y su producción, puedan vivir, ganarse la vida produciendo una aceituna de excelente calidad, alguna de ellas ecológica como se ha mencionado anteriormente. Los agricultores canileros y comarcales quieren seguir viviendo, como hasta ahora, de la agricultura tradicional y de calidad y, por supuesto, contribuir así a que esta zona de “la Andalucía Vaciada” –como ya hace tiempo, en un célebre artículo, denominé a estas tierras andaluzas junto a otras comarcas de provincias vecinas‒ se siga manteniendo la población y por consiguiente la juventud no se vea abocada a emigrar de la villa y la comarca que nos vio nacer, es decir, se pueda fijar población al territorio. Vaya por delante sólo un dato: la población de Caniles en 1979 era de 8.584 habitantes frente a los 4.021 actuales, es decir, en cuarenta años el municipio ha perdido algo más de la mitad de su población.
No deja de resultarnos curioso que, en el Parlamento Andaluz o en las Cortes Españolas, a muchos políticos se les llena la boca hablando del término España Vacía, ese mismo que brillantemente acuñó el periodista Sergio del Molino en su magistral ensayo homónimo. Sin embargo, cuando dichos representantes públicos (autonómicos y nacionales) deben enfrentarse a la desorbitada especulación ejercida por un “nuevo Comendador”, únicamente en aras de su enriquecimiento particular, practicando así el más feroz y voraz capitalismo, nuestros representantes públicos callan y ya se sabe lo que reza el viejo refrán castellano: “quien calla, otorga.”
Por lo tanto, a Caniles no le queda otra que erigirse en “la nueva Fuente Ovejuna” e ir todos a una. No hace muchos días que han comenzado las movilizaciones sociales con la finalidad de dar visibilidad pública, a través de los medios de comunicación, del problema tan enorme que se está originando para estos agricultores afectados. No obstante, como estamos en el período de alegaciones, todavía se está a tiempo de paralizar semejante despropósito. Aunque, como de todos es sabido por experiencias parecidas vividas con anterioridad, no es suficiente con alegar. Por lo que es indispensable que todos los canileros nos unamos en torno a una sola voz y, aunque no seamos directamente afectados –como es mi caso particular o el de muchos agricultores de la comarca de Baza, alcaldes y concejales de localidades limítrofes, el tejido asociativo empresarial (Asociación de Empresarios del Altiplano) y agricultor (AGAPRO) y las distintas comunidades de regantes‒, nos unamos “todos a una” porque si ahora cedemos y mostramos desunión al respecto: “hoy es más que probable que las tierras de mis vecinos sean expropiadas, mañana pueden ser las mías.”
Es imprescindible que todos los canileros y demás vecinos nos unamos para mostrar públicamente nuestro solidario apoyo a nuestros paisanos y vecinos que están siendo afectados por semejante injusticia. De igual manera, es fundamental que todas las fuerzas políticas, que cuentan con representación en el pleno del Excmo. Ayuntamiento de la villa de Caniles y cuyos ediles conforman la Corporación Municipal canilera, se unan para gritar, a una sola voz: ¡hasta aquí hemos llegado! Por consiguiente, son incomprensibles las ausencias de unos y silencios de otros dentro del marco de los actos reivindicativos, que han sido organizados a día de hoy en el término municipal de la villa, coincidiendo su desarrollo in situ, con los terrenos afectados que, de no cambiar sustancialmente la situación, serán inevitablemente expropiados para satisfacer las exigencias del “nuevo Comendador”.
En conclusión, ante la indefensión ejercida por nuestros representantes autonómicos y nacionales, los inexplicables silencios e incomprensibles ausencias que guardan otros locales, a Caniles no le queda más remedio que convertirse en “la nueva Fuente Ovejuna” e ir todos a una.