Por Diego Hurtado Gallardo.
¡Bufff, como está el patio!.
Invasión y guerra de Ucrania; elecciones presidenciales en Francia, y casi desaparición de los partidos homólogos al PSOE y al PP en una potencia tan importante para la UE como es Francia y, dentro de muy poco tiempo, elecciones parlamentarias y para las que ya han anunciado tanto Mélenchon como Le Pen modificaciones importantes en la estructura de la UE; inflación disparada a consecuencia de los precios desorbitados de la energía y de las materias primas y, por lo tanto, pérdida del poder adquisitivo de la mayor parte de la población; blanqueo de la ultraderecha de VOX en Castilla León; soledad del PSOE en la política internacional referente al Sáhara y las relaciones con Marruecos y Argelia; adelanto de las elecciones autonómicas en Andalucía; hambruna previsible en muchos países de África; aumento potencial e irracional de los nacionalismos populistas en gran parte del mundo; crisis gubernamental por los espionajes realizados en España; visita del rey emérito a España y, a raíz de ello, debate sempiterno sobre la jefatura del Estado; desmarque cada vez más continuo de las políticas gubernamentales por parte de las dos ministras de Podemos…
Cualquiera de los temas, necesitaría de muchas palabras y escritos. Es difícil escoger de qué hablar o escribir.
Para mí, en primer lugar seria la guerra de Ucrania, por lo que tiene de tragedia humana y negación de la civilización que suponemos propia del siglo XXI.
Después, por su repercusión en las clases sociales más vulnerables y medias, la inflación reinante, que unida a la paralización económica provocada por la pandemia del coronavirus, augura un futuro nada halagüeño.
Y desde el punto de vista político, las elecciones presidenciales y próximas legislativas francesas y la incorporación de VOX al gobierno de Castilla León y su posible repetición en un futuro gobierno de Andalucía. No hace falta remarcar la importancia de que un país como Francia, alma de la UE, cuestione por ambos extremos los principios básicos de la UE, o que en España, la comunidad autónoma más poblada y la más extensa estén cogobernadas por VOX.
De estas últimas y de las mencionadas anteriormente, se ha hablado y escrito con profusión. Y supongo que seguirán ocupando espacio en los medios y en las tertulias políticas durante bastante tiempo.
A pesar de la importancia social y política de todas ellas, incompresiblemente yo no voy a hablar de ninguna de ellas.
La noticia que me ha sobrecogido y de la que quiero hablar es sobre un acuerdo pergeñado hace un tiempo en la comunidad autónoma madrileña. Posiblemente, lo he escogido porque me ha llevado a mis 19 años recién cumplidos, cuando empecé a ejercer de maestro en 1964 en Sierro, y a la rebeldía que me produjo comprobar que en la España de aquellos años, la igualdad de oportunidades era una quimera.
El acuerdo al que me refiero, urdido entre los grupos políticos de PP y VOX, a exigencia de este último, extiende el derecho a recibir una beca de la Comunidad a alumnos de bachillerato y FP de los colegios privados de dicha comunidad. Pero ojo, dado el nivel económico medio de estas familias, el listón de los ingresos familiares, se ha hecho a su medida. En concreto, una familia formada por los padres y dos hijos, tendrá derecho a recibir esta ayuda hasta unos ingresos anuales de 143.000 euros.
¡Qué vergüenza! Eso es desvirtuar el sentido social de las becas, como mecanismo de ayuda a los estudiantes con menos recursos económicos. Pero no para ahí la desvergüenza, la ínclita presidenta de la comunidad madrileña, para justificar el acuerdo al que ha llegado con VOX, dice que con la medida tomada pretende que exista una igualdad de oportunidades en los alumnos de la comunidad.
Bochornoso, ¿qué oportunidad educativa le puede faltar a un alumno de la Comunidad de Madrid, si su familia, de cuatro miembros en total, tiene unos ingresos anuales de 143.000 euros, o de casi 12.000 euros mensuales, o de casi 400 diarios o de casi 100 euros diarios por cada miembro de la familia? Seguramente, para los que no nos acercamos ni en sueños a esas cantidades, no sepamos valorar lo caros que son los clubs hípicos y náuticos.
Ni el franquismo se atrevió a tanto cinismo y desvergüenza.
Confío en que existan centros privados, y usuarios de ellos, con sentido de la justicia social que sean capaces de rechazar estas becas por injustas e insolidarias.
Y como decía casi al principio, el conocimiento de la noticia me llevó a 1964, a mis primeros alumnos, y volvía a recordar aquellos certeros, y por lo tanto trágicos, versos de Miguel Hernández
Contar sus años no sabe
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador….
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura…
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina
Me da su arado en el pecho
y su vida en la garganta….
¿ Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?…
Hay que poner los medios suficientes para ayudar. Hay que salvar a los niños de las zonas rurales alejados de los centros educativos, a los excluidos, a los habitantes de los barrios marginales, a los que quieren y no pueden por razones económicas, a los que lo necesitan. Esa es la razón de ser de las becas, ayudas que permitan corregir las desigualdades propiciadas por el nacimiento o por la economía de mercado y que, por lo tanto, propicien la mayor aproximación a una igualdad real de oportunidades.
Lo acordado en la comunidad madrileña, reitero, es cinismo y desvergüenza. Estoy seguro, que dentro de la comunidad educativa madrileña hay cientos de necesidades y que los 43 millones de euros previstos para ayudar a los no necesitados, podrían tener un mejor destino, si se atendiera a lo que es obligación de cualquier político español del siglo XXI, como es acercar la enseñanza, y una verdadera igualdad de oportunidades, a todo alumno que precise ayuda, por su situación económica familiar.
Y por último, un recordatorio, los andaluces, el 19 de Junio tenemos elecciones autonómicas. Todo voto cuenta, para lo bueno y para lo malo.
Pon en valor el tuyo.
Diego Hurtado Gallardo. Mayo 2022.