Autor: Alberto Parra Maestra.
El otro día, como decimos en Baza, el alcalde viajó hasta Sevilla para pedir que no nos hagan una gasolinera sino una estación de autobuses como Dios manda. Lo de la gasolinera lo digo por esto, la nueva estación de autobuses de Loja, que tiene una población similar a la nuestra.
Tengo que decir que, por un lado, me alegra que se haya reivindicado que Baza necesita una estación en condiciones, pero, por otro, me entristece pensar que es de lo más relevante que ha hecho el gobierno municipal desde el comienzo de su mandato.
Sería la anterior Consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, hoy alcaldesa de Granada, quien anunciara en marzo de 2023 que la nueva estación de autobuses sería una realidad. Por cierto, fue la misma que anunció también en 2020 que la carretera A-4200 (Carretera de Benamaurel) sería mejorada, pero sigue igual.
Entonces, después de pedir que no nos hagan una gasolinera, imaginemos que se construye una estación de autobuses en condiciones. ¿De qué serviría una estación flamante sin autobuses que paren y sin pasajeros que recibir?
Después de la pandemia no se recuperaron muchas de las frecuencias que paraban en Baza. Por ejemplo, si en Granada trabajas hasta las 3 de la tarde y quieres volver a Baza en autobús, deberás esperar hasta las 8 de la tarde. Igual a la inversa, si trabajas en Granada y quieres ir en bus desde Baza, es imposible llegar temprano, porque el primer autobús sale a las 8 y llega a las 10:15.
Si quieres ir a Almería en transporte público, será imposible; no hay conexión. Ni siquiera desde Baza se puede ya viajar a la capital de España sin utilizar el transporte privado por lo menos hasta Guadix. También se ha suprimido la línea que salía desde Baza al aeropuerto de Málaga, perdiendo la conexión con el único aeropuerto internacional al que teníamos acceso con transporte público.
De esta forma, es imposible que tengamos visitantes y turistas que utilicen transporte público, si cada vez es más difícil llegar hasta aquí. Tampoco podemos pedir que nuestros jóvenes estudiantes vuelvan de los fines de semana a ver a las familias y a dar ambiente, porque llegar es una odisea.
Pensando mal, me da a mí que esto es una técnica exitosa. Os cuento mi hipótesis:
Primer paso: reducir las frecuencias y aumentar el tiempo de viaje añadiendo más paradas. Véase el ejemplo Baza-Granada, donde antes se tardaba una hora y diez, ahora se tarda dos horas y cuarto. Como consecuencia, la gente deja de usarlo y busca alternativas como compartir coche.
Segundo paso: como se reduce el número de viajeros, decir que la línea tiene baja demanda y seguir suprimiendo frecuencias, y así sigue.
Es la pescadilla que se muerde la cola, hasta que el servicio se suprima completamente. Y creo que esta hipótesis se puede aplicar a otros servicios públicos, que cada uno reflexione cuales.
En el Ayuntamiento de Baza, los ayuntamientos de la comarca y la Diputación de Granada, el PP disimuló votando a favor de proponer una línea de Baza hasta Almería o mejorar las conexiones. Una petición fue hecha por Iván, el portavoz de ESAGRAL (una plataforma de estudiantes de Baza y la comarca que estudian en Almería). Pero en el Parlamento Andaluz no disimularon. Juanma Moreno dio orden de tumbar con su mayoría absoluta la proposición. Allí no les hace falta disimular, están muy lejos.
El alcalde ha estado apoyando la reivindicación de la vuelta del tren, como han hecho los anteriores. Pero debería, aunque su partido sea el responsable, exigir que las líneas de autobuses mejoren. Porque el tren, si viene, tardará no menos de 15 años por las dificultades técnicas que entraña, pero que haya más autobuses que paren en Baza puede funcionar el mes que viene. Porque si no estamos condenados a tener coche, tan caro e ineficiente y no tener otra alternativa
Lo de la gasolinera ya lo veremos.