ÚLTIMA PÁGINA

Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

Para remitir sus comentarios, clique AQUÍ

DON FRANCISCO PÉREZ DE ROBLES
(Doctor en Leyes, Oidor y Presidente de la Audiencia de Panamá en Tierra Firme).
Aventuras y desventuras de un bastetano de la América del S.XVI

Artículo publicado originalmente en las "Páginas Centrales" de la Revista "El Norte", en la primera quincena de noviembre de 2009 


Corre la primera mitad del siglo XVI. Carlos I, criado y educado en las tierras de Flandes, ya es el experimentado gobernante español de gran parte del mundo conocido.

En Europa, pero sobre todo en España, aún se vive un momento de euforia, e incluso de incertidumbre ante el descubrimiento de un nuevo continente. La riqueza y las oportunidades que abre lo que pronto se conocerá como América suponen toda una revolución en la vida de muchos españoles que encuentran en esas fronteras una salida personal. Muchos son los nombres que se asociaron a “allende los mares”. Entre ellos también hay hombres nacidos en nuestra ciudad.

Baza lleva apenas cuatro décadas bajo el control de la cristiandad. Aún quedan muchos restos de aquella dominación musulmana iniciada años atrás. En aquella ciudad vive el protagonista de nuestra historia, Francisco Pérez de Robles, que, como tantos bastetanos, tendrá que marcharse de su tierra para realizarse, en este caso, como Doctor en Leyes y Corregidor al servicio del emperador Carlos V.

Hablamos de un hombre arrimado a la nobleza, sin pertenecer por su nacimiento a ella, que desempeña el cargo de Corregidor en las ciudades de Antequera, Carmona, Badajoz, Madrigal, Écija, Santo Domingo de la Calzada, Úbeda  o Baeza. En todas ellas es nombrado Corregidor “de espada”, por lo que se supone que había desempeñado antes algunos cargos  militares. Y es que no se conoce nada sobre la vida anterior de este bastetano que tanto dio que hablar en aquellos días. En cada una de las ciudades mencionadas, apenas llegaba a tres años la permanencia de su cargo; este periodo estaba regulado por la misma ley que nombraba los cargos de Corregimiento o gobierno de una ciudad o territorio. Se decía en ella que era necesario recortar estos mandatos “porque de durar los Corregidores en las Ciudades y Villas, se suelen hacer parciales y banderizos, y comúnmente no se hace justicia”.Deberían tomar buena nota en nuestro actual sistema político.

Terminada su etapa como representante del emperador en estas ciudades, Francisco Pérez de Robles, como tantas otras vidas en este siglo XVI, toma la decisión de salir de España en dirección al Nuevo Mundo para cubrir allí destinos oficiales.

Por Real Cédula de fecha 26 de febrero de 1538, el Emperador Carlos I dispuso la creación de una Audiencia en Panamá, siendo esta la tercera que se creaba en el continente americano. Incluía las extensiones de Tierra Firme (compuesta por las provincias de Castilla del Oro y Veraguas), así como todos los territorios que comprendían desde el estrecho de Magallanes, hasta el Golfo de Fonseca, es decir las provincias de Río de la Plata, Chile, Perú, la Gobernación de Cartagena y Nicaragua. Situación geográfica de la Audiencia de Panamá

Era la tercera Audiencia que se creaba tras las de Santo Domingo y la de Méjico. Se debe entender este organismo como lo que en el tiempo se decía una Audiencia de Gobernadores, pues desde la misma salían nombrados los distintos cargos a las tierras exploradas e incorporadas a la corona española.

Los deseos del Emperador expresados en la  Real Cédula, no se vieron cumplidos hasta la llegada de los Oidores don Francisco Pérez de Robles, don Lorenzo Pérez de la Serna, don Pedro de Villalobos y el Licenciado Alonso de Montenegro. Consta que arribaron a la ciudad de Panamá a finales del año 1539.

El bastetano don Francisco Pérez de Robles, nombrado Presidente de la referida Audiencia, reemplazó al entonces gobernador de Panamá, Pedro Vázquez de Acuña y fue titular  de la misma hasta el año de 1543, cuando se creó la Audiencia de los Confines, hoy Guatemala.

Durante su mandato se hicieron numerosas  expediciones para la exploración e incorporación de nuevos territorios en la zona. Una de ellas fue la realizada por su yerno, Hernán Sánchez de Badajoz, al que le encomendó el apaciguamiento de los indios de la zona de Veraguas, Dicen las crónicas que salió de la ciudad de Nombre de Dios y que fundó, junto al río Xixaola, la población de Badajoz. Habría llevado aún más adelante su empresa si no lo hubiera apresado y mandado a España, como tal preso, el gobernador Rodrigo de Contreras, que defendía los terrenos comprendidos en la Audiencia de Méjico. Por cierto que la hija del doctor Robles, llamada Juana, falleció de fiebres palúdicas en la citada ciudad de Badajoz.

Otras misiones con este mismo fin tuvieron peor resultado que el anterior, sobre todo por las condiciones selváticas del terreno y la hostilidad de los indios que las habitaban. El mismo Pérez de Robles inicia y encabeza una marcha, en dirección al Sur, Colombia, Perú, Bolivia y  norte de Chile,en la que se denota más un afán de  lucro personal que de servicio a la Corona.

Por la descriptiva de su viaje, se le puede situar casi siempre costeando, y más si cabe en una aventura de enriquecimiento personal que de cumplimiento de un deber. Tanto Francisco Pizarro como Pedro de Valdivia denuncian en varias ocasiones esta incursión del doctor Pérez de Robles a la Corona de España, y, especialmente, los hechos que connotan un enriquecimiento personal del mismo.

Edificio donde se encontraba la Real Audiencia de Panamá Hay varias denuncias más contra el doctor Robles, por sus propios compañeros de expedición, dada la forma de reparto del botín obtenido en sus expediciones. Algunos deciden regresar a Panamá y es allí donde denuncian estos hechos de corrupción administrativa y deslealtad a la corona del doctor Robles.  Parece ser llegó en su expedición hasta tierras de lo que hoy es Bolivia, saliendo al mar por la zona de Chungará, Parinacota, Putre  y Arica, hoy en el norte de Chile.

Con todos estos antecedentes, la administración de Pérez de Robles como Presidente de la Audiencia de Panamá fue considerada corrupta por las autoridades peninsulares, en base al cúmulo de denuncias que sobre su actuación  hicieron sus propios compañeros.

Cuando regresa a Panamá de todas estas expediciones, se encuentra que en la misma Audiencia que él regenta, le han sido presentados varios memoriales y denuncias sobre su actuación.

Uno de los procedimientos más sonados en su contra, es el referente a los esclavos. Los aborígenes se consideraron pronto "débiles" para el trabajo; dicen las crónicas que sólo servían las indias, especialmente para  moler el maíz y hacer el pan. Por eso se llega a la conclusión de que era más fructífero el trabajo del esclavo traído desde África. El doctor Robles, fue uno de los más beneficiados con la esclavitud, pues en su condición de Oidor, al maestre de cada embarcación llegada a puerto, le hacía declarar bajo juramento el número de esclavos y  personas libres que transportaba; aprovechaba esta maniobra para requisar los esclavos para su asentamiento en Panamá. En realidad, los llevaba a la plantación "Caimito", de su propiedad, así como a otra llamada “Natá”.

Miente en todas las contestaciones dadas a las autoridades de la península sobre su  actuación delictiva, diciendo que eran los Capitanes de los barcos los que vendían a los esclavos. En una inspección que se le hace a su hacienda, el encargado dice que  los hallados en su hacienda son de su yerno, Hernán Sánchez de Badajoz.

Tiene tal habilidad jurídica el doctor Fernando Pérez de Robles, que los pleiteantes aseguraban "que el dicho doctor, los pone luego en pleito y de largas duraciones, de manera que no se puede alcanzar justicia, a causa de que como es letrado no gasta nada en los pleitos, e que las partes que litigan con él se destruyen e gastan en los dichos pleitos".

Otra de las denuncias que se le siguen al doctor Robles es la motivada por la excesiva extracción en las pesquerías de Perlas, en las costas Venezolana, Cubagua, Cabo de la Vela y Río Hacha, así como su pretensión de reactivar los ostiales de las islas de las Perlas de Panamá, en la que se movieron más de 600 esclavos. El bastetano Pérez de Robles hace, en todo momento, caso omiso a las disposiciones emanadas de la Corte en el sentido de que "… nadie bajo ningún pretexto podía esclavizar a los indios, ni adquirirlos por compra”.  ( Ley de 21 de mayo de 1542). Representación pictórica de una de las muchas batallas entre los conquistadores y los indios

En 1549, una Real Cédula, hace llegar  al Gobernador el descontento de la Corona, por no haberse aplicado en Panamá las Leyes Nuevas, por las que se prohibía la esclavitud a los aborígenes, ya que se conocía la existencia de un gran número de indios libres que estaban sujetos a la condición de esclavos y, muy en particular, la introducción de 600 esclavos procedentes de la pesquería del Cabo de la Vela. Ordenaba el Rey que se le concediera la libertad a todos estos indios, aunque se hubieran tomado mediante guerra justa y pese a que sus dueños tuviesen titulo legal de posesión. Esta Real Cédula expedida en Valladolid el 4 de septiembre, es la contestación real a la denuncia del Gobernador Sancho de Clavijo contra el doctor Robles y otros, firmada en la población de Nombre de Dios el 22 de abril de 1549.

Ante esta orden llegada desde España, el Gobernador hace comparecer ante sí a todos los dueños de esclavos, en un plazo de diez días para los que viven en la ciudad y de veinte días a los que viven en las islas. Pese a las quejas de los propietarios, se lleva a cabo un inventario; allí resulta que hay seis propietarios con mayor número de esclavos que el doctor Robles, lo cual el Gobernador considera que es porque el citado doctor Robles ha falseado la verdad. Por cierto que entre los mayores propietarios de esclavos están Gómez de Tapia y los Hermanos Gibraleón, estos últimos oriundos de Sevilla.  Rodrigo de Gibraleón, próspero comerciante y armador, llegó a Cubagua en 1530, dedicándose al comercio de esclavos y  comercialización de las Perlas y su hermano Antonio fija su residencia en la ciudad de Nombre de Dios, dedicado a la misma actividad. En la relación de propietarios de esclavos figura el convento de la Merced, de la ciudad de Panamá, quien manifiesta tener ocho. De la referida relación se obtiene un total de 780 esclavos. Pero la aplicación de las Leyes aboliendo la esclavitud en Tierra firme, tardaría aún dos lustros en ser aplicada.

Descubierto el engaño realizado por el doctor Robles en la declaración de los esclavos que tenía en su poder, se incoa contra el mismo un nuevo  proceso que acabó con su destitución y procesamiento. Terminado este proceso, que dura varios años, Francisco Pérez de Robles decide regresar a la península junto a su esposa, que es en estos momentos doña Juana Jofré de Guevara, y de la que tiene dos hijos, Francisco y Alonso. Termina así la intensa y un tanto ilegítima aventura de este bastetano en tierras americanas.

A su regreso a nuestra ciudad, y dándose cuenta del gran caudal económico obtenido durante su vida, tanto en España como en América, convoca a su domicilio bastetano al escribiente público (Notario), don Diego del Puerto; ante el mismo, en el año de 1550, manifiesta su deseo de realizar una vinculación de bienes, del tercio de libre disposición, para la “creación de un Patronato que mantuviese en el tiempo el apellido Robles”. Razona, como hombre de Leyes que es, de la siguiente forma:

No siempre se realizaron ”pacíficos” intercambios.

“...Que por cuanto mi deseo y voluntad es, si la de Dios nuestro Señor fuere, que de mis descendientes haya siempre quien haga buenas obras, de caridad y de servicio a Dios nuestros Señor, y se señalen en servicio de su Rey, y porque para siempre haya memoria de mi apellido de ROBLES ... y porque los bienes que con tantos trabajos en los dichos oficios he ganado no se pierdan, pudiéndose enajenar, porque la experiencia que es madre de todas las cosas, nos muestra que los estados, casas y patrimonios, aunque hayan sido muy grandes, siendo partibles se han perdido y consumido, y con ellos la memoria de los primeros que los ganaron.

Bien por los sucesores en ser pródigos, que los distraigan, o ser indiscretos que no los conservaban o pusilánimes que no los defendían, como por otras causas.

Y la mejor manera que los antiguos hallaron contra los dichos inconvenientes, fue hacer vínculos e instituir mayorazgos de sus bienes, porque por esta vía se conservasen ellos y sus memorias, linajes, casas y renombres, pues lo pueden hacer sin cargo de conciencia, así porque Dios lo permitió, como porque las leyes humanas lo quieren y favorecen...”

Tras esta larga exposición de motivos, confía en que sus hijos Francisco y Alonso, sean capaces y merecedores de lo que quiere hacer. El caso es que posteriormente no encontramos ningún documento sobre este “Patronato de la familia Robles”, y parece ser que el motivo de ello es una segunda boda en la que don Francisco toma como esposa a Dª Francisca de Solís Piatteris, la cual le da una hija a la que ponen de nombre Catalina.

En la Historia de Baza, de Magaña, encontramos en estos días a D. Francisco Pérez de Robles como el primero de los capitanes a los que le es encomendada la defensa de Baza de un posible ataque de los moriscos sublevados.

Tiempo después se persona ante el Notario de Baza, don Matías de Santiago, esta segunda esposa de Pérez de Robles, en nombre propio y en el de su hija, menor de edad, Catalina, acompañada de los hijos de la primer esposa de don Francisco, Francisco y Alonso, y manifiestan que D. Francisco Pérez de Robles ha fallecido en nuestra ciudad en el día 31 de julio de 1563; solicitan a este escribano público la realización de un inventario completo de todos los bienes relictos del fallecido.

Por el encabezamiento conocemos que tienen su domicilio en la calle del Agua. Y es más que posible que lo fuese en la casa hoy conocida como “de don Celso”. Es de destacar, en dicho inventario, que se mencionan productos exóticos procedentes del Nuevo Mundo, tales como hamacas, pipas, reclinatorios, ropas,  tejidos de lana de  vicuña, numerosas joyas, etc. Todo ello se encuentra en su casa de Baza. Pero las mejores  joyas que se manifiestan en dicho inventario están en  su biblioteca. Es el centro del inventario y deja constancia de la cultura y formación jurídica de su propietario. Llama poderosamente la atención que en una ciudad como Baza aparezcan personajes de tan gran relieve cultural que los equiparan a figuras prestigiosas de la vida política, civil y religiosa de aquellos momentos de la España imperial.

Conocemos, por actos notariales, los nombramientos que tuvo como Corregidor en la Península y hasta como fue nombrado Presidente de la Audiencia de Panamá y Oidor del Consejo de Indias, en el año 1539, y su colaboración en las numerosas disposiciones legislativas que en aquellos tiempos se hicieron y  desde donde se emanaban las disposiciones que formarían las Ordenanzas de Indias Occidentales, antes de que en al año 1543 se creara el Virreynato de Nueva España, con sede en Perú. La ciudad de Sevilla centralizó todo el comercio de las Indias
Por los documentos relacionados en el citado inventario, encontramos que el doctor Pérez de  Robles, tuvo abundantes “negocios”, que le dieron para remesar a Sevilla, con cierta asiduidad, cantidades en oro y plata, que en la citada ciudad cobraban sus parientes, entre ellos se cita a Andres de Areica, como destinatario de estas remesas a la península. Manda ordenes de inversión en adquisiciones varias y poderes para ello.
Armas del emperador sobre un caballo de madera, similar al que Pérez de robles poseía en su casa. Manda igualmente gran cantidad de objetos tanto de arte, como simplemente desconocidos en nuestro modo de vida, y a los que él en su cotidiano trabajo se había acostumbrado a tener cerca de sí. Su periplo americano queda constatado por su presencia física ante escribanos públicos (Notarios) de Panamá, entre los años  1539-1550, en la ciudad de Nombre de Dios, en los años 1547 y 1548 y en el Reino de Tierra Firme, en los años  1541 y 1550. Sus comparecencias son todas en actos de comercio, compra y venta de haciendas, y libertad a  esclavos, así como de una isla adquirida a un portugués. Se deduce que fue un gran administrador de su fortuna, pues en testamentaria quedan bienes inmuebles que rentan bastantes maravedíes en América, y ya en España, le son deudores bastantes particulares e incluso ciudades. Las que más le rentaban en América eran la finca Maribel, que dejaba 200 pesos, y la Hacienda “Caimito” que le dejaba 1.500 fanegas de maíz, todo ello en Panamá.
Se inicia el inventario de los bienes de Francisco Pérez de Robles el día 5 de agosto y se ultima el 20 del mismo mes y año; del mismo  podemos deducir que fueron suyas tierras en Fuentezuelas, Bernal el Francés, Río de los Molinos y otros pagos cercanos al citado río. Tiene nuestro personaje entregados bastantes dineros a los ayuntamientos y entre ellos destaca el de Guadix, sobre el que tiene un juro que llegará a la cantidad de 16.000 maravedíes.
Hay relación de numerosos particulares que le adeudan intereses, cuyos documentos de préstamo quedan reflejados en el inventario. Es prolija la enumeración de objetos de uso diario que contiene su casa en Baza, y de los muebles que la adornan, entre ellos gran cantidad de objetos traídos desde América: telas, vestidos, tapicerías y ropas. Le siguen los objetos de plata de adorno doméstico o personal y le siguen los de oro y joyas, prolijamente descritas. Continua el inventario en la joya de la casa, que es la biblioteca, donde destacan veintisiete volúmenes, muchos de ellos escritos a mano, sobre pergamino, guarnecidas de terciopelo verde y forradas el resto de color carmesí. La mayor parte de ellos de contenido jurídico, tal cual era su profesión. Oro utilizado por los indios en sus avalorios, codiciado por los conquistadores.

Por esta enorme biblioteca, conocemos que don Francisco fue un hombre culto, dedicado al estudio, intelectual bastetano que sabia compaginar sus actividades profesionales con  otros campos propios del negocio.

No acaba aquí el inventario, sino que continúa con la relación de cuadros, oleos de varias pinturas, imágenes religiosas en oro y esmaltadas o cubiertas de joyas. Hay otro capítulo dedicado a las armas, las herramientas, los animales y aperos. Describe el notario como curioso el hecho de que las armas y aderezos de montar “estaban colocadas sobre un caballo de madera”. Finaliza el inventario con numerosos objetos traídos de América, y se hace referencia a una criada, esclava, llamada Catalina, ayudante en tareas domésticas, y un papagayo.

Por los Archivos de Indias, conocemos que "de la fortuna en territorios de ultramar”, veinte años después de la muerte de este bastetano, se siguen haciendo ventas por su hijo Francisco, trasladado a Panamá y Guatemala, para esta finalidad."

“En la ciudad de Panamá, de el Reyno de Tierra Firme, resida otra Audiencia y Chancillería Real, con un Presidente, Governador y Capitán General; quatro Oidores, que también sean Alcaldes del Gran Chanciller; y los demás Ministros y Oficiales necesarios; y que tenga por distrito la Provincia de Castilla de Oro, hasta Portobelo y su tierra; la ciudad de Natá y su tierra; la Governación de Veragua…”

Los datos utilizados en este artículo se han encontrado en el libro “Un personaje bastetano en Indias” obra de los profesores universitarios Manuel Espinar Moreno y Juan Martínez Ruiz, editado en el año 1993, en Granada, y que versa sobre la fortuna de Francisco Pérez de Robles.

En el Archivo de Indias he obtenido los datos de los numerosos documentos de actos jurídicos documentados del doctor Robles, compras, ventas, transacciones, libertad a esclavos y esclavas y, posteriores a su muerte, otros en los que los hijos van fraccionando y vendiendo la enorme herencia acumulada por este bastetano en tierras de Panamá.

En el archivo Colombino he obtenido los datos sobre los procesos al doctor Robles y sus causas por la esclavitud de los aborígenes.

Pero no he encontrado dato alguno de haber llegado a constituirse  este "Patronato" que pretendia el bastetano doctor don Francisco Pérez de Robles para perpetuación de su apellido.